¡La sorprendente razón por la que Guadalajara es catalana!

Durante una semana de intensa actividad en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, la delegación barcelonesa vivió una experiencia que recordó más a un festival de varios días que a una simple visita cultural. Los periodistas de los principales medios de la ciudad llegaron como invitados oficiales del Ayuntamiento el jueves 27 de noviembre, viajando en el mismo avión que el alcalde y su equipo. Al no cubrir los gastos de una estancia prolongada, regresaron el martes 2 de diciembre al mediodía, después de haber presenciado tres jornadas de programación, incluida la inauguración oficial de la feria (cuatro horas) y la del pabellón de Barcelona.

El presidente del Gobierno de Cataluña, Salvador Illa, estuvo presente el 1 de diciembre para inaugurar el stand de la región y partió al día siguiente tras reunirse con el sector editorial.
Una agenda sobrecargada y un objetivo diplomático
Los tres días de presencia de la delegación estuvieron marcados por una densidad informativa difícil de asimilar: discursos protocolarios, ruedas de prensa convocadas por el Ayuntamiento y la Generalitat sin preaviso, y anuncios que iban desde la medalla de oro a la escritora Marisol Schulz hasta la polémica residencia literaria para autores latinoamericanos. La naturaleza diplomática del evento quedó patente, y la intensa actividad política dificultó la generación de espacio informativo para otros temas.
El anuncio sorpresivo de una beca para escritores catalanes, percibida como insuficiente en comparación con las subvenciones a la literatura en catalán, generó críticas. La medida fue denunciada por la Asociación de Escritores en Lengua Catalana y otras instituciones del ámbito literario, y también sorprendió a la comisaria Anna Guitart y al Instituto Catalán de las Bibliotecas (ICUB). La controversia eclipsó la presentación de un proyecto cultural dirigido a América Latina.
El comisariado, encargado por el Ayuntamiento, se desarrolló en colaboración con instituciones y profesionales del sector cultural, desde el Grec hasta el Mercat de Música Viva de Vic, pasando por editores, el Institut Ramon Llull y Bakoom Studio. A pesar de la calidad de la programación, algunos críticos señalaron la escasa participación de escritores mexicanos en los debates del pabellón de Barcelona y un exceso de autorreferencias que recordaron más a la Semana del Libro en Catalán que a un intercambio internacional.
Entre los momentos más llamativos, la cantante Lucía Fumero interpretó en catalán acompañada de mariachis, actrices mexicanas recitaron una versión de “La plaza del diamante” de Carlota Subirós, y Laura Huerga, presidenta del PEN Catalán, presentó una antología de poesía en lenguas originarias. El Institut Ramon Llull organizó un seminario sobre la traducción del catalán al castellano desde diferentes países de América Latina, subrayando la necesidad de evitar la traducción mediática automática.
El programa incluyó también proyecciones audiovisuales, exposiciones de artistas como Ingrid Guardiola, Anna Maria Iglesia y Mita Casacuberta en el Museo Cabañas, y recitales de poetas catalanes en librerías locales, lo que demostró una intención clara de presentar la diversidad cultural de Barcelona.
En la agenda cultural se percibió la presencia del exilio como un hilo transversal: desde el homenaje a Pere Calders hasta la participación de Roger Bartra en un programa de pensamiento y la intervención de Anna Murià en una exposición. La tensión entre la lengua catalana y el castellano se abordó de forma natural en conversaciones y paneles, reflejando la conciencia del público mexicano sobre la situación lingüística y política de Cataluña.
La respuesta del público mexicano fue notable. Escritores catalanes como Jordi Pujol, Anna Pazos y Ferran Rivas fueron recibidos con entusiasmo, y tras un homenaje a Montserrat Roig, la autora se convirtió en la más vendida en la librería del pabellón. Sin embargo, la expectativa del público también incluyó figuras más conocidas en el ámbito hispano, como Joan Manuel Serrat, Mario Mendoza, Javier Cercas o la banda Love of Lesbian, lo que reveló una brecha entre la agenda propuesta y los gustos locales.
En conclusión, la participación de Barcelona en la FIL de Guadalajara mostró una compleja combinación de ambiciones diplomáticas, culturales y políticas. La delegación logró presentar una visión multifacética de la ciudad, aunque algunos desequilibrios en la programación y la controversia en torno a la beca otorgada dejaron lecciones para futuras iniciativas internacionales.

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