Nacionalismo, de Eric Storm: el mundo que dejan los Estados nación

El libro Nacionalismo. Una historia mundial, del historiador holandés Eric Storm, ofrece una visión panorámica de la evolución del nacionalismo desde finales del siglo XVIII hasta la actualidad, abordando su papel en la configuración de los Estados modernos y sus repercusiones contemporáneas.

Storm parte de la premisa de que, antes de la Revolución Francesa y la independencia de los Estados Unidos, las fronteras y el sentido de pertenencia a una nación estaban poco definidos. Fue el impulso revolucionario, la proclamación de soberanía nacional y la consagración de derechos iguales en constituciones, lo que dio forma a identidades territoriales más claras, aunque su consolidación estuvo marcada por altibajos, avances militares y la introducción de la conscripción.

Una mirada crítica al proceso de formación de los Estados

El autor destaca que la creación de los Estados-nación no eliminó los conflictos bélicos ni los imperios existentes. En el siglo XIX, naciones como Alemania e Italia surgieron rápidamente, a menudo a costa de territorios coloniales africanos, demostrando que el nacionalismo también se utilizó como herramienta de expansión.

Storm recorre los acontecimientos más relevantes de los últimos dos siglos, desde la invasión napoleónica de España y Portugal y la consiguiente pérdida de sus imperios americanos, hasta el Congreso de Viena de 1814, donde las potencias europeas redefinieron el mapa político, favoreciendo la aparición de nuevos Estados como Grecia y Bélgica, mientras limitaban otras aspiraciones, como la de Egipto.

El libro subraya el papel esencial de las élites ilustradas —intelectuales, arquitectos, escritores, artistas y la prensa— en la construcción de una identidad nacional compartida. La institucionalización de la Historia como disciplina académica, la estandarización del idioma y la producción de símbolos arquitectónicos fueron instrumentos clave para fomentar el sentimiento de pertenencia entre poblaciones en gran parte indiferentes al proyecto nacional.

Aunque la obra abarca una amplia gama de episodios y movimientos culturales, el autor reconoce que, en ocasiones, recurre a simplificaciones y repeticiones que pueden entorpecer la narrativa. No obstante, su análisis agudo de casos como la desintegración de los imperios coloniales españoles y portugueses o la persistencia del espíritu imperial en potencias como Rusia, China y los Estados Unidos aporta una reflexión valiosa sobre el presente.

Storm concluye que el futuro de las naciones está estrechamente ligado al destino del planeta, amenazado por el cambio climático, lo que plantea nuevos desafíos para la idea de soberanía y la cooperación internacional.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir