La inesperada revolución que derribará a Trump

Donald Trump, en su recién publicada Estrategia Nacional de Seguridad, afirma que Europa se enfrenta a la desaparición de su civilización. Según él, la amenaza no proviene de los inmigrantes, la cultura “woke” ni de las instituciones comunitarias, sino de él mismo y del presidente ruso, Vladimir Putin. El llamado “trumpismo” estaría atacando el modelo europeo y, según el autor del texto, requeriría una contrarrevolución para protegerlo.

El documento de estrategia de seguridad, presentado en la Conferencia de Seguridad de Múnich, confirma que Washington ya no es un aliado sino un “versario”. En febrero, el vicepresidente J. D. Vance, durante su visita a Europa, sostuvo que el principal problema no son los misiles rusos, sino el propio modelo europeo. Ante esa advertencia, el autor llama a la independencia europea y a una contrarrevolución como pilares esenciales para que el continente siga avanzando.
Encuesta revela percepciones europeas sobre Trump
Una encuesta encargada por la revista El Grand Continent y realizada por el instituto Cluster 17 en nueve países europeos indica que el 48 % de los encuestados considera a Trump un enemigo, cinco puntos más que en la ola anterior. Un 40 % permanece indeciso, mientras que el resto lo ve como una figura neutral. La encuesta se publicó durante el Grand Continent Summit, celebrado en Saint‑Vincent (Valle de Aosta, Italia), al que asistió la Brújula Europea, que participó en la presentación de los resultados.
El estudio muestra una creciente conciencia sobre el “reto trumpista” y revela una sociedad europea marcada por inquietudes y ansiedades. Además de la amenaza bélica del régimen ruso, se percibe a EE. UU. como un posible enemigo del que Europa depende en materia militar, de inteligencia y tecnológica. Estas tecnologías, según los analistas, son instrumentos clave del asalto que busca derribar el modelo de integración europea a favor de movimientos nacional‑populistas afines al trumpismo.
La autoría del texto sostiene que la comprensión del trumpismo y la profundidad de la preocupación son la base para construir un proceso político que supere la dependencia de protección militar y de la “colonia digital”. Propone, entre otras cosas, crear una soberanía digital mediante la constitución de activos infraestructurales europeos: plataformas, algoritmos, nubes, redes satelitales, cables submarinos y centros de datos, así como fomentar una cultura empresarial que genere emprendimientos competitivos a escala global.
En el plano de la defensa, se reconoce que Europa ha incrementado su gasto militar y su capacidad productiva, pero aún está lejos de contar con el poder necesario para ser considerada una potencia respetada. Reuters informó que EE. UU. desea que Europa asuma la mayor parte del esfuerzo convencional de la alianza para 2027, lo que el autor interpreta como una oportunidad para que Europa asuma protagonismo y responsabilidad en capacidad y gestión.
El texto también describe la situación geopolítica interna del continente: la zona báltica, nórdica y Polonia se encuentran en alerta extrema; Alemania avanza con determinación; Francia y Reino Unido, pese a ser potencias nucleares, atraviesan crisis políticas y presupuestarias; y el sur de Europa muestra una falsa sensación de seguridad que podría dejar vulnerables a la región, incluso ante amenazas como drones Shahed que podrían operar desde aguas internacionales.
Para contrarrestar el supuesto asalto trumpista, se proponen cambios estructurales. Entre ellos, la creación de una narrativa política que genere una resonancia emocional, recuperando el optimismo y el entusiasmo frente al pesimismo dominante. Asimismo, se plantea una cooperación más leal y eficaz entre los demócratas europeos y una escala ambiciosa en los proyectos de independencia.
Un pilar fundamental sería la emisión de nuevos eurobonos destinados a financiar la construcción de los activos digitales e infraestructurales europeos. El autor critica el “pacto comercial del campo de golf” firmado en Escocia bajo la influencia de Trump, que vinculó inversiones europeas en EE. UU. a condiciones desfavorables, y aboga por redirigir esos recursos hacia la creación de activos propios.
Finalmente, se alienta a avanzar hacia un federalismo pragmático, como propone el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, para diseñar una estrategia que frene el avance nacional‑populista y fortalezca la cohesión del continente. El mensaje concluye con un llamado a la acción para que los europeos se unan y defiendan su civilización frente a las amenazas percibidas.

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