El alcalde de Noblejas pone fin a la huelga de hambre que mantenía para exigir un instituto en su pueblo

El alcalde de Noblejas, Agustín Jiménez, de 76 años, ha puesto fin de forma definitiva a la huelga de hambre que inició el lunes 18 de agosto para exigir la construcción de un instituto de educación secundaria en su municipio, que cuenta con 3.952 habitantes en la provincia de Toledo.

Jiménez anunció su decisión en una carta abierta dirigida al presidente de la Junta de Castilla‑La Mancha, Emiliano García‑Page, a quien responsabiliza del retraso del proyecto. En el escrito culpó al ejecutivo regional de “asqueroso sectarismo y rencor” y recordó que la iniciativa quedó paralizada en 2011 durante el mandato del también socialista José María Barreda.

Motivos de la protesta y respuesta del gobierno autonómico

El regidor, que lleva al frente el ayuntamiento desde 1983, justificó la huelga señalando que los alumnos de secundaria de Noblejas deben desplazarse diariamente a la localidad vecina de Ocaña, a unos diez kilómetros por autovía, para cursar sus estudios. Según el ejecutivo de Page, la población de Noblejas no alcanza el número de alumnos necesario para justificar la construcción del centro, aunque no descarta la posibilidad de edificarlo en el futuro.

Tras cinco días de ayuno, el alcalde decidió suspender la medida para evitar complicaciones de salud, en particular un posible daño renal. El teniente de alcalde, Ángel Luengo, explicó a EL PAÍS que Jiménez fue trasladado en ambulancia al Hospital Universitario de Toledo por recomendación del doctor Juan José Rodríguez Sendín, quien había advertido sobre riesgos “irreversibles a nivel renal o cerebral” si el ayuno continuaba.

El mayor de edad padecía diabetes, antecedentes de cáncer y había reducido su ingesta a únicamente agua y sueros, lo que provocó una pérdida de más de cuatro kilos en cinco días. Ante el riesgo de complicaciones mayores, el alcalde optó por interrumpir el ayuno y regresar a su domicilio, donde continúa su recuperación con suero y dieta blanda.

En la carta dirigida a García‑Page, Jiménez llegó a responsabilizar al presidente de “cualquier resultado trágico” y especuló con la satisfacción que éste podría sentir si la protesta terminara en su fallecimiento.

El alcalde abandonó el Ayuntamiento en silla de ruedas, acompañado por vecinos que le ofrecieron su apoyo. Luengo subrayó la necesidad de que Jiménez recupere su plena capacidad para seguir defendiendo la reivindicación del instituto.

El grupo municipal del PSOE indicará ahora su intención de organizar concentraciones de vecinos ante la Consejería de Educación y el Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia de Castilla‑La Mancha, una vez concluido el verano.

El Ejecutivo no descarta acudir a la justicia para reclamar “posibles responsabilidades patrimoniales” por la cesión de 26.500 m² de suelo urbano destinados al futuro centro. El proyecto beneficiaría también a otros municipios de la comarca, como Villatobas, Dosbarrios y Villarrubia de Santiago, aliviando la presión sobre la matrícula de secundaria en Ocaña, donde ya se supera la ratio máxima de 30 alumnos por aula.

Desde la Junta, la portavoz Esther Pilla recordó que la planificación educativa debe basarse exclusivamente en criterios técnicos y no en la demanda de un alcalde. Añadió que Ocaña, que concentra la mayor cantidad de alumnos de secundaria de la región, recibirá un tercer instituto para atender las necesidades de la zona, y que una huelga de hambre “nunca puede ser la fórmula para obtener infraestructuras”.

Pilla también señaló que los estudiantes de Noblejas disponen de autobús escolar gratuito para trasladarse a Ocaña, y criticó que la petición se base en datos demográficos desactualizados, acusando a la Junta de “comportamiento sectario”.

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