Joven colombiano pobre termina atrapado en una cárcel mexicana sin salida

Iván Cano, un joven colombiano de 25 años que padece una enfermedad genética que le genera fallos musculares, cardíacos y visuales, fue víctima de una red de reclutamiento forzado por parte de organizaciones criminales mexicanas. Tras recibir una supuesta oferta laboral en Cancún, el colombiano se encontró atrapado en una pesadilla que lo llevó a la cárcel bajo la acusación de ser un paramilitar a sueldo.

Una trampa laboral que terminó en secuestro
El 1 de octubre, al llegar al aeropuerto de Cancún, Cano envió un mensaje a su madre indicando que todo estaba bien. Dos semanas después, la comunicación cambió drásticamente: “Mamá, me engañaron, me quitaron todos mis documentos y me golpearon”. Entre los intercambios de mensajes, el relato de Cano y su familia, la intervención de la embajada colombiana y el análisis de expertos, se reveló el modus operandi de los carteles que atraen a jóvenes vulnerables con promesas de empleo.
Cronología de los hechos
- Oferta engañosa: Cano recibió una propuesta para trabajar como oficinista con un salario de 45,000 pesos mensuales (aproximadamente 2,500 dólares), tres veces el ingreso promedio de un empleo similar en Colombia.
- Financiación del viaje: La supuesta empresa cubrió el pasaje aéreo, el hotel y entregó 5,000 pesos (unos 250 dólares) para cubrir los gastos de traslado desde Villavicencio, Colombia, a Guadalajara, México.
- Alistamiento y traslado: Al llegar, Cano fue llevado a un rancho que funcionaba como centro de detención de la mafia, donde fue encadenado al tobillo y sometido a torturas y amenazas.
- Uso de habilidades técnicas: Debido a que en su currículum figuraba como técnico en desarrollo y ciberseguridad, los criminales intentaron obligarlo a ejercer como hacker, solicitando el acceso a cuentas y la realización de actividades delictivas.
- Intervención de la Guardia Nacional: Después de dos semanas de abuso, fuerzas de seguridad irrumpieron en el rancho. Cano, con el tobillo atado a un palo, creyó que sería rescatado, pero los agentes también lo presionaron para obtener información.
- Acusación de los militares: Las autoridades afirmaron que Cano fue detenido mientras caminaba por la sierra portando un fusil semiautomático y alegaron que pertenecía a una supuesta “Fuerza Especial Mencho”, vinculada al Cartel Jalisco Nueva Generación.
- Procesamiento judicial: Actualmente, Cano está detenido bajo el cargo de portación de armas de uso exclusivo del ejército, un delito federal; la única evidencia presentada es el testimonio de los militares.
En la cárcel donde se encuentra, Cano comparte celda con otros once colombianos, la mayoría con antecedentes militares y acusados de presunto mercenario de carteles. A causa de su enfermedad, Cano requiere silla de ruedas y lentes gruesos, lo que ha generado la percepción de que su caso es distinto al de sus compañeros.
Durante la entrevista telefónica concedida a las reporteras Beatriz Guillén y Natalia Herrera, Cano manifestó temor al exponer su historia, pero finalmente aceptó relatar los horrores vividos, expresando su deseo de “salir de aquí”.
El caso de Iván Cano ilustra la creciente práctica de reclutamiento forzado que emplean los cárteles mediante anuncios falsos en redes sociales y sitios web, ofreciendo salarios inflados y cubriendo los gastos del viaje para atraer a jóvenes de escasos recursos. Una vez en territorio mexicano, las víctimas son secuestradas, sometidas a trabajos forzados y, en muchos casos, entrenadas para ejercer como sicarios o, como en este caso, como hackers al servicio del crimen organizado.

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