Tu perro también tiene síndrome posvacacional: cómo ayudarle antes de que sea tarde
El regreso a la rutina después de las vacaciones de verano no solo supone un desafío para las personas, sino también para sus perros. La falta de tiempo de ocio compartido con sus tutores se vuelve evidente y puede afectar su bienestar emocional.
“Cuando retomamos el trabajo, nuestro compañero de cuatro patas se enfrenta a más horas de soledad, menos estimulación y, a veces, a una sensación de incertidumbre”, explica la veterinaria Susana Muñiz, diplomada por la Unión Europea en Medicina del Comportamiento Animal.
¿Por qué pueden surgir problemas de adaptación?
Según Muñiz, los canes pueden experimentar un período de adaptación complicado al volver a la rutina. “Pueden sentirse aburridos, frustrados y, en algunos casos, desarrollar ansiedad, ya que son animales muy rutinarios y los cambios bruscos impactan su equilibrio emocional”.
Sin embargo, no todos los perros reaccionan de la misma forma. “Depende de factores como la personalidad: un perro nervioso o muy extrovertido sufrirá más la soledad. Los ejemplares jóvenes también requieren más compañía y estímulo, al igual que aquellos que ya presentan ansiedad por separación”, puntualiza la experta.
Una vacaciones bien planificadas, con paseos, ejercicio y tiempo de calidad con los tutores, benefician al animal. “Ese enriquecimiento ambiental mejora su calidad de vida y fortalece el vínculo con la familia. Pero nunca se debe forzar al perro a situaciones que le generen miedo o estrés, como estar rodeado de multitudes”, advierte Muñiz.
El veterinario Juan Antonio Aguo, de la clínica Montepríncipe (MRID) y profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, añade que la adaptación suele requerir un breve periodo de transición. “Se pueden reintroducir las rutinas gradualmente, como los horarios de comida y paseo, y dedicar más tiempo a actividades lúdicas para mantenerlos ocupados”. Asimismo, recomienda dejar al perro solo en casa de forma progresiva y ofrecer más ejercicio físico y socialización con otros perros y personas.
Los signos de que un perro está teniendo dificultades para readaptarse pueden variar. Entre los más comunes se encuentran:
- Comportamiento apático o, por el contrario, hiperactivo.
- Ladridos y aullidos excesivos, señal de deseo de salir o de ansiedad por separación.
- Destrucción de objetos o eliminación inapropiada dentro de la casa.
- Pérdida o aumento del apetito.
- Estrés crónico que puede derivar en rigidez muscular o caída de pelo.
Helena Bat, psicóloga especialista en etología y bienestar animal, señala que no todos los perros experimentan problemas. “Para muchos, volver a su rincón favorito y retomar el contacto con otros perros durante los paseos representa una transición positiva”. Añade que los canes mayores suelen apreciar más una rutina estructurada, aunque cada animal tiene sus preferencias: algunos disfrutan más del tiempo en casa, mientras que otros prefieren la actividad al aire libre.
Una estrategia eficaz es anticipar el regreso al trabajo unos días antes de retomar la jornada. “Se pueden ir ajustando nuevamente los horarios de paseos, comidas y descanso, y dejar juguetes que mantengan al perro ocupado cuando está solo”, sugiere Muñiz. Además, destaca la importancia de evitar despedidas y reencuentros intensos. “Despedirse con calma y no castigar al perro si ladra mucho ayuda a que no perciba la ausencia como algo dramático, reduciendo su ansiedad”.
Cuando el animal es especialmente sensible a los cambios, es aconsejable contar con la ayuda de un paseador o familiares para que no se sienta solo. Para evaluar su comportamiento en ausencia, se puede colocar una cámara enfocada a la puerta de salida durante unos veinte minutos; si se detecta ansiedad, lo mejor es acudir a un especialista lo antes posible.
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