Ofelia Medina: Toda mi vida he ido de la manifestación al escenario
Desde los tres años, cuando interpretó a la Virgen de Gualupé en una pastorela en su natal Mérida, Yucatán, Ofelia Medina descubrió que el escenario era un privilegio. “Fue todo un evento; los ensayos y los estudios fueron una gran inversión de tiempo”, recuerda, añadiendo que le apretaba el manto que le colocaron en la cabeza y que, con sus pequeñas manos, intentaba desajustarlo sin ser vista, mientras la emoción de actuar frente al público la invadía.

A sus 75 años sigue incansable. Además de prepararse para su próximo papel, su labor como activista por los pueblos indígenas ocupa gran parte de su agenda, una dualidad que mantiene viva su pasión por la actuación. “El escenario no es lo único en mi vida; el trabajo social, el ir de uno al otro, es lo que hace que todo sea fresco y diferente”, afirma. La Asociación Nacional de Actores (ANDA) la honró recientemente por más de 50 años de trayectoria ininterrumpida.
Activismo y proyectos sociales
En diciembre, en la colonia Condesa de la Ciudad de México, organizó el “Bazar del Fideo”, un espacio donde se venden obras de arte y artesanías elaboradas a mano por comunidades indígenas de todo el país. Toda la recaudación se destina al Fideicomiso para la Salud de los Niños Indígenas de México, fundado por Medina en 1990 y que sigue apoyando.
Su compromiso con los pueblos originarios la llevó, desde 1994, a trabajar permanentemente en Chiapas, en colaboración con las autoridades del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En el marco de los programas de nutrición y salud, impulsa la recuperación del amaranto como alimento básico. “La pérdida del amaranto durante la Conquista equivale a que a China le quitaran el arroz o a la India la soya. Nos privó de un recurso vital durante 300 años, y esa carencia es la raíz de la desnutrición infantil que hoy enfrentamos”, explica.
Según sus datos, México es actualmente el país con mayor índice de obesidad infantil y diabetes en el mundo, una situación que atribuye a la complicidad del gobierno con las transnacionales de alimentos ultraprocesados, pese a sus discursos de izquierda.
En el último mes del año, Medina seguirá dedicándose al fideicomiso, mientras espera confirmar sus próximos proyectos cinematográficos.
Su carrera profesional comenzó en 1967, bajo la dirección del dramaturgo chileno Alejandro Jodorowsky, con la obra “H3O”. Medina asegura que la vida la tomó por sorpresa: “Yo no elegí ser actriz; la vida me encontró”. Antes de adentrarse en la interpretación, estudió danza durante nueve años en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, una disciplina que la marcó profundamente.
En la Academia de la Danza Mexicana tuvo maestros de izquierda; en la preparatoria “Uno” ingresó al Partido Comunista, “así de chiquita”, comenta entre risas.
Como actriz de cine y televisión, su filmografía supera los 100 créditos. Entre los papeles más destacados se encuentran:
- “Frida, naturaleza viva” (1983, de Paul Leduc) – primera película dedicada a Frida Kahlo; le valió el Premio Ariel.
- “Patsy, mi amor” (1969).
- “El águila descalza” (1971).
- “Gertrudis” (1992).
- “Voces inocentes” (2004).
- “Mal de ojo” (2022), incursión en el género de terror.
- “Nuestros tiempos” (2025), una apuesta por la ciencia‑ficción.
Durante la entrevista llevaba unos pendientes diseñados por una artista mexicana. Recordó que, cuarenta y dos años después, aún le cuesta creer que se haya filmado una película sobre Frida “peleando contra todo el mundo”. En ese entonces la llamaban “¿Por qué esa vieja fea, marihuana, lesbiana, cejijunta, malhablada y triste?”. Cuando vivió en Estados Unidos, le comentó a Francis Ford Coppola que si no quería hacer una película sobre ella, “no me importaba”. “Hicimos la primera película que abrió al mundo a este personaje; la semana pasada se vendió la obra más cara jamás realizada por una mujer. Frida es mucho más que eso; los invito a leer su diario y sus cartas”.
Medina reconoce que otras mujeres como Sor Juana Inés de la Cruz y Rosario Castellanos, a quienes ha difundido mediante recitales y obras de teatro, son también sus pilares “hasta filosóficos”. “Cada vez que me siento triste, recuerdo un poema de Sor Juana, de Rosario o de Frida, y me reconfortan sus palabras”.
Su pasión por la cocina la llevó recientemente a participar en el reality “MasterChef Celebrity”. Allí aplicó las enseñanzas de sus abuelas yucatecas, privilegiando ingredientes prehispánicos como maíz, frijol, amaranto, calabaza, chía, tomate y la tradicional cocción de papadzules. Sin embargo, aclara que no planea seguir en el mundo de los reality shows: “Lo que me conectó con el público fueron los lazos entre poesía y gastronomía, el placer de la lengua más allá del sabor”.
Al reflexionar sobre el futuro, Medina recuerda una frase de Jodorowsky: “Vive el futuro. Está en el presente, está aquí ahora”. Por eso, hoy aboga por vivir el presente y combatir la “estupidez” de estar pegados al celular. “Miremos a los que están frente a nosotros, sintamos, lloremos, riamos, amemos. Dejémonos de virtualismos, inteligencias artificiales y esas distracciones”.

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