Enfermedad de alzhéimer: el litio da esperanza

La Sociedad Española de Neurología estima que en 2024 había alrededor de 800 000 personas con enfermedad de Alzheimer en España, y cada año se diagnostican más de 40 000 casos nuevos. Las proyecciones indican que en 2025 la cifra podría ascender a 1,2 millones de pacientes, mientras que a nivel mundial se espera que el número supere los 150 millones para 2050. La prevalencia supera el 8 % entre la población mayor de 65 años y tiende a duplicarse en un intervalo de cinco años, superando el 40 % en los mayores de 85 años. La enfermedad afecta con mayor frecuencia a las mujeres y, según los expertos, una parte importante de los casos sigue sin ser diagnosticada.

Además de los problemas de memoria, que pueden confundirse con el envejecimiento normal, el Alzheimer produce dificultades en la expresión verbal, alteraciones del razonamiento y del juicio, episodios depresivos, irritabilidad y conductas alteradas de alimentación y agresividad. Estas manifestaciones deterioran profundamente la vida de los cuidadores y familiares más cercanos. Actualmente no existe una cura definitiva, pero la esperanza reside en la intensa actividad investigadora que se desarrolla en la mayoría de los países con avances tecnológicos.

Investigación reciente sobre el litio como posible terapia

Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y de centros clínicos de Boston y Chicago ha publicado en *Nature Neuroscience* los resultados de un estudio que explora el papel del litio en la fisiología cerebral y su relación con el Alzheimer. El litio, un metal alcalino que ya se utiliza como estabilizador del estado de ánimo en trastornos como la manía y la depresión, se encuentra presente en pequeñas cantidades en el cerebro, donde participa en la regulación de la salud mental durante el envejecimiento.

Principales hallazgos

  • Los niveles de litio están significativamente reducidos en el cerebro de personas con deterioro cognitivo leve, una condición precursora del Alzheimer.
  • Esta disminución es aún mayor cuando la proteína amiloide, sello distintivo del Alzheimer, secuestra el litio, limitando su disponibilidad.
  • En ratones de laboratorio –tanto normales como genéticamente modificados para modelar la enfermedad– una reducción aproximada del 50 % del litio en la corteza cerebral provocó un aumento pronunciado de los depósitos de amiloide y de la proteína tau, intensificando la activación proinflamatoria de la microglía, la pérdida de sinapsis, axones y mielina, y un rápido deterioro cognitivo.
  • El déficit de litio también alteró el transcriptoma (expresión de ARN) en diversos tipos neuronales, reproduciendo los cambios observados en los modelos animales de Alzheimer.
  • La administración de una sal de litio (lithium orotate) que impide su unión a la amiloide redujo los niveles de litio libre en el cerebro, evitó la acumulación patológica de amiloide y tau, y previno la pérdida de memoria tanto en ratones sanos como en los modelo de Alzheimer.

Estos resultados sugieren que la regulación insuficiente del litio en el cerebro podría constituir uno de los primeros eventos desencadenantes en la génesis del Alzheimer, y que las sales de litio diseñadas para evitar su secuestro por la proteína amiloide representan una prometedora estrategia preventiva y terapéutica.

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