No fue un desnudo, fue un tirante: quién fue Madame X, la mujer que escandalizó a París con un vestido

El retrato que John Singer Sargent tituló «Madame X» vuelve a ser el centro de atención en la exposición temporal “Sargent” del Musée d’Orsay, abierta hasta el 11 de enero de 2026 y organizada en colaboración con el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

En la obra destaca la figura de Virginie Amélie Avegno Gautreau, nacida en Luisiana en 1859 y casada con el banquero Pierre Gautreau. En el París de la Belle Époque, Gautreau era una de las figuras más conocidas del círculo social: asistía a salones, se relacionaba con artistas, aristócratas y mecenas, y su estilo y presencia eran observados y comentados por la prensa.
El contexto del retrato
Sargent, un joven retratista estadounidense que se había instalado en París a los 18 años, conoció a Gautreau a principios de la década de 1880. Ambos compartían la ambición de alcanzar la notoriedad; el pintor buscaba una obra que lo consagrara y la socialité deseaba seguir marcando tendencia. En 1883 comenzaron a trabajar en varios bocetos, aunque el encargo nunca fue formal. El resultado fue una composición en la que la modelo aparece de perfil, de espaldas, envuelta en un vestido negro con la piel tan pálida que parece resplandecer.
La pose erguida, el tirante que se asoma al hombro y el maquillaje intensamente contrastado fueron los elementos que desató una tormenta mediática en el Salón de 1884, la exposición de arte más influyente del verano parisino. Los críticos de la época consideraron la obra una afrenta a la moral, no solo por la insinuación de desnudez parcial, sino también porque la modelo era una mujer de alta posición social.
«En este retrato podemos leer mucho solo a través de la postura de la modelo», comenta Laura Del Go Cebrián, historiadora del arte y divulgadora cultural. «En la Belle Époque se empezaba a cuestionar la forma tradicional de representar a la mujer; obras como ‘Madame X’ muestran que algo estaba cambiando».
El escándalo se comparó en su momento con la polémica que generaron algunas imágenes contemporáneas de celebridades, aunque, a diferencia de casos actuales en los que la figura controla su propia narrativa, Gautreau quedó atrapada en la controversia y su reacción nunca fue plenamente escuchada.
Ante la presión, Sargent modificó el tirante del vestido casi de inmediato, pero la obra fue retirada de la exposición y permaneció en su estudio durante varios años. El episodio, sin embargo, no dañó de forma permanente la carrera del pintor; al año siguiente la obra fue adquirida por el Met, que la describió como “lo mejor que he hecho”.
Según la biógrafa Deborah Davis, en su libro Strapless: John Singer Sargent and the Fall of Madame X (2004), el escándalo provocó que Gautreau redujera su vida social y, según relatos de la época, destruyera los espejos de su casa para evitar verse. Investigaciones más recientes del Met matizan esa versión, señalando que, aunque la modelo adoptó un perfil más discreto, continuó comisionando retratos y participando en círculos selectos.
Virginie Gautreau falleció en 1915, a los 56 años, pero su imagen sigue siendo un símbolo de la tensión entre la estética y la moralidad en la historia del arte. Hoy, el Musée d’Orsay permite a los visitantes contemplar la obra dentro de un marco histórico que reconoce tanto su calidad artística como su impacto cultural.

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