Una testigo de la bomba en Coahuayana: Cuando llego y veo, digo, no, esto no es un dronazo, es demasiado fuerte

En la mañana del pasado sábado, Evangelina Contreras, propietaria de una tienda en Coahuayana, Michoacán, escuchó un fuerte estruendo mientras llovía. Al principio pensó que se trataba de un trueno, pero pronto se dio cuenta de que el ruido provenía de la base de la Policía Comunitaria, ubicada a pocos metros de su negocio.

Al llegar al lugar, Contreras se sorprendió al observar la magnitud de la explosión. No se trató de un ataque con dron, como temía inicialmente, sino de una coche‑bomba que detonado mientras transitaba por la zona. La explosión, calificada por la Fiscalía local como “extremadamente potente”, dejó un radio de destrucción de aproximadamente 300 metros y alcanzó una altura de 50 metros.

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Detalles del atentado y sus víctimas

Según el comunicado de la Fiscalía, la explosión destruyó una farmacia, una tienda de agua y una panadería, y esparció escombros hasta más de 100 metros, alcanzando techos y árboles. El vehículo implicado fue una Dodge Ram negra de doble cabina, cargada con explosivos. El conductor de la camioneta fue una de las seis personas fallecidas; los demás fueron cuatro policías comunitarios y una persona cuya identidad aún se desconoce. No se ha confirmado si la víctima desconocida viajaba dentro del vehículo o se encontraba en las inmediaciones.

El Gobierno federal mantuvo silencio durante el lunes. La presidenta, Claudia Sheinbaum, anunció que el gabinete de Seguridad informará sobre el hecho el martes. La Fiscalía General de la República, encargada de la investigación, había señalado inicialmente que se trataría de un acto terrorista, pero luego aclaró que las pesquisas se enfocan en la delincuencia organizada.

La nueva fiscal general, Ernestina Godoy, será quien comunique la decisión de reclasificar el delito.

Contexto del crimen organizado en la región

  • El vehículo provenía del estado vecino de Colima, ingresó a Coahuayana alrededor de las 8:30 a.m. del sábado.
  • El corredor de 80 km que conecta Tecomán (Colima) con Aquila (Michoacán), pasando por Coahuayana, es una vía estratégica para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
  • Coahuayana es un importante productor de plátano, con más de 350,000 toneladas anuales, actividad que el CJNG explota mediante extorsiones y reclutamiento de jornaleros para la fabricación de metanfetamina.
  • En la zona también opera la mina de hierro de Las Encinas, en Aquila, una de las más relevantes del estado, cuyo recurso es otro objetivo del cártel.

Los enfrentamientos entre el CJNG y las policías comunitarias de Coahuayana, Aquila y la comunidad de Ostula (parte de Aquila) se han intensificado en la última década. Los grupos de autodefensa locales, surgidos en 2013 contra los Caballeros Templarios, ahora combaten al CJNG, que ha incrementado la violencia en la región.

El comandante de la Policía Comunitaria, Héctor Zepeda, conocido como “Teto”, señaló que su fuerza sufrió una emboscada en la zona serrana de Coahuayana semanas antes del atentado y expresó su frustración por la falta de apoyo federal.

Evangelina Contreras, quien dirige una asociación de apoyo a personas desplazadas de la sierra, indicó que los choques con el CJNG continúan. “Hace dos meses el cártel intentó ingresar por El Ahijero y mató a varias personas. Antes, dejaron una camioneta con explosivos en la zona, pero no explotó”, recordó.

El atentado de Coahuayana se suma a una serie de actos violentos recientes en Michoacán: el asesinato de un líder de productores de limón en Apatzingán y el homicidio del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, durante la celebración del Día de Muertos. Estas sucesos han llevado al Gobierno a lanzar un plan especial para el estado, aunque la magnitud del problema sigue siendo un desafío significativo.

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