Milei veta una ley de financiamiento provincial y escala en su guerra con los gobernadores
El presidente Javier Milei vetó este jueves, a escasas horas del vencimiento del plazo constitucional, la ley aprobada por el Congreso hace diez días que modificaba el reparto de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) que reciben las provincias. La decisión intensifica la confrontación entre el mandatario ultraconservador y los 24 gobernadores, todos de la oposición.
La medida se produce después de que, tras la derrota del oficialismo en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires, Milei formara una mesa de diálogo con los gobernadores con la intención de sumar apoyos para garantizar la gobernabilidad. El veto supone un claro retroceso en esa estrategia.
Reacciones de los gobernadores y la oposición
Los senadores, que fueron los impulsores de la norma, ya cuentan con los dos tercios de los votos necesarios para anular el veto presidencial la próxima semana. Si el Senado mantiene su posición, Milei deberá promulgar la ley.
Manuel Orni, vocero de la Casa Rosada, confirmó que el veto se mantendrá: “Se veta el ATN, pero no es un capricho; la norma privaba al Estado nacional de una herramienta de acción inmediata frente a emergencias y desequilibrios financieros”.
El gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto, fue el primero en condenar la decisión: “Esta ley no afecta el supuesto equilibrio fiscal; son recursos que legítimamente pertenecen a las provincias y que el Gobierno nacional retiene de forma ilegal”.
En la Cámara de Diputados se prevé que, un día antes del voto del Senado (18 de septiembre), se intente anular también los vetos de Milei a la ley de financiamiento universitario y a la norma que destinaba fondos a la atención pediátrica.
La normativa que fue vetada no altera la coparticipación federal, que sigue sin modificarse. Lo único que cambiaba era la forma de distribuir los recursos discrecionales que el Gobierno central reparte para emergencias o situaciones presupuestarias en las provincias, pasando de una asignación discrecional a una automática. Los gobernadores sostienen que gran parte del superávit que celebra el presidente proviene de la postergación de esas transferencias.
A pesar de los recortes presupuestarios impulsados por Milei, las provincias respaldaron inicialmente las primeras reformas del Estado que el mandatario solicitó al Congreso. Sin embargo, la relación se deterioró cuando el gobierno suspendió la obra pública nacional –una de las principales fuentes de empleo regional– y decidió presentarse a las elecciones legislativas de octubre con sus propios candidatos, rechazando cualquier pacto con los dirigentes provinciales.
Tras la derrota en Buenos Aires, Milei intentó relanzar el diálogo creando una “mesa federal” y reactivando el Ministerio de Interior, a cargo de la relación con las provincias. Los gobernadores esperaban que ese gesto se tradujera en una postura menos confrontativa, pero el veto demostró lo contrario.
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