Una nueva línea del metro coserá el centro de Bilbao con los barrios del sur

Una reivindicación histórica de uno de los barrios bilbaínos con mayor población nacida en el extranjero ha cobrado finalmente forma. Hasta la fecha, los residentes de esas zonas sólo podían desplazarse en coche, autobús urbano, tren de cercanías o bicicleta; el metro, el medio de transporte público más usado en la capital vizcaína, estaba ausente.

El Gobierno vasco y la Diputación de Bizkaia anunciaron oficialmente este viernes la puesta en marcha del proyecto que conectará el centro de Bilbao con el sur de la ciudad.
Detalles del proyecto
El nuevo ramal se concibe como una prolongación de la línea 3, en servicio desde 2017, aunque tendrá entidad propia y pasará a conformar la futura línea 4 del Metro Bilbao. Con él, los usuarios podrán acceder a los barrios de Rekalde e Irala, que albergan unos 50 000 habitantes, y mejorará la conectividad de otras áreas sin estaciones cercanas, como el campus de la Universidad de Deusto (el aparcamiento más próximo está a unos 20 minutos a pie) y los recintos culturales del Museo de Bellas Artes y el Parque de Doña Casilda.
Eusko Trenbide Sarea, la empresa pública gestora, está actualizando los estudios informativos y los proyectos constructivos para acelerar los trámites. El trazado, en forma de «S», tendrá una longitud de 6,7 km y cruzará el subsuelo de norte a sur. La inversión prevista asciende a 412 millones de euros, y las obras de túnel comenzarán en el barrio de Rekalde con una fecha de finalización estimada para finales de 2027, año electoral en Euskadi.
El proyecto también contempla, en una segunda fase, la conexión de esta línea con la comarca de Enkarterri, la más extensa y menos poblada de Bizkaia. Esta ampliación requerirá un traspaso competencial para que la autoridad vasca pueda operar la línea de cercanías que llega a la zona; por tanto, la decisión final corresponderá al Gobierno central. La Consejería vasca ya está solicitando la gestión de estas actuaciones para evitar demoras.
En la presentación del proyecto, tanto la Diputación de Bizkaia como el Gobierno vasco expresaron su satisfacción. El Lehendakari, Imanol Prales (PNV), destacó la apuesta vasca por “un sistema de transporte público moderno, cómodo, rápido y asequible, con el tren, en sus distintas modalidades, como pieza clave del presente y del futuro”. Por su parte, la diputada general vizcaína, Elixabete Etxanobe (PNV), subrayó “el poder del ferrocarril como elemento de cohesión social y territorial, respondiendo a las demandas de movilidad de los vecinos de Enkarterri y de los barrios del sur de Bilbao”. La consejera de Movilidad Sostenible, Susana García Chueca (PSE‑EE), describió la línea como “una de las grandes infraestructuras de movilidad que faltan a Bizkaia”, añadiendo que “el vecindario lleva esperando esta línea demasiado tiempo”.
Sin embargo, la concreción del proyecto ha estado marcada por tensas negociaciones entre ambas administraciones. Fuentes presentes en las reuniones confirmaron a EL PAÍS la existencia de “duras negociaciones” tanto por cuestiones técnicas como económicas. En los últimos días, la tensión se hizo pública en las Juntas Generales de Bizkaia, donde la máxima responsable de la Diputación manifestó que no estaba dispuesta a financiar una opción que “no conectará con Enkarterri”.
La presión vecinal también ha sido decisiva. Desde hace una década, una plataforma ciudadana a favor de la Línea 4 se reúne semanalmente frente a la Diputación, organizando actos reivindicativos que han conseguido que la demanda se sitúe definitivamente en la agenda institucional.

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