La OMS respalda Ozempic en su lucha contra la obesidad y la desigualdad

Los fármacos para perder peso se han convertido en un fenómeno global. Entre ellos, Ozempic, Wegovy y Mounjaro son nombres que aparecen con frecuencia en medios y conversaciones cotidianas. Mientras la prevalencia del sobrepeso y la obesidad sigue en aumento, también lo hacen los trastornos de la alimentación, la gordofobia y la presión social por la imagen corporal.

El elevado coste de estos medicamentos –entre 200 y 400 euros al mes para una sola dosis– y la posibilidad de que el tratamiento se prolongue durante varios años hacen que sólo quienes disponen de recursos económicos puedan acceder a ellos de manera legal. Sin embargo, la demanda ha impulsado la aparición de un mercado negro donde se venden sin receta ni necesidad clínica, a menudo con precios inflados y sin garantías de seguridad.

La guía de la OMS y la necesidad de un uso responsable

En medio de esta fiebre por los fármacos elgazantes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una guía que define cómo deben emplearse. Anteriormente, la OMS los clasificaba como medicamentos esenciales para personas con diabetes; ahora amplía su recomendación a casos de obesidad. La agencia no los descarta como opción terapéutica, pero subraya que deben utilizarse bajo supervisión médica, no como tratamiento exclusivo y nunca sin seguimiento clínico. Además, la OMS insiste en que su acceso no debe quedar restringido a quienes puedan pagarlos, sino que debería ser universal y equitativo.

Mario Fontán, epidemiólogo social y asesor de la Secretaría de Salud, advierte que “el acceso desigual a estos fármacos puede agravar las inequidades en salud”. Según Fontán, es fundamental combinar el uso de los medicamentos con cambios en el estilo de vida y una evaluación integral del paciente.

Por su parte, Lucía Franco, periodista de EL PAÍS, ha investigado el mercado negro de los fármacos elgazantes. Franco recoge testimonios de vendedores que operan a través de redes sociales y plataformas de mensajería instantánea, ofreciendo Ozempic y otros productos sin control sanitario. “Los compradores a menudo desconocen los riesgos de usar estos fármacos sin receta”, señala la reportera, quien también documentó casos de efectos adversos derivados del uso no supervisado.

En Europa, la proliferación del mercado negro ha sido particularmente evidente en zonas como Andorra y Gibraltar, donde los precios son más bajos y la regulación menos estricta. Según datos recopilados por fuentes locales, estos productos se han convertido en los más demandados del continente.

Ante este panorama, la OMS llama a los gobiernos a garantizar la disponibilidad de los fármacos elgazantes en sistemas de salud públicos, a la vez que promueve campañas de educación para evitar el uso indebido y los riesgos asociados al mercado ilícito.

En conclusión, mientras los fármacos para perder peso continúan ganando popularidad, la clave está en un uso responsable, basado en evidencia médica y acompañado de políticas que aseguren su accesibilidad para todos los pacientes que realmente los necesiten.

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