Qué quiere decir estar presente y por qué se ha convertido en la herramienta terapéutica más popular
Hace unas semanas, en el programa “La Revuelta”, la cantante Rosalía y el humorista David Broncano abordaron el tema de las voces interiores y los pensamientos intrusivos mientras conversaban en el sofá del programa. Rosalía enumeró algunos de los monólogos internos más habituales y Broncano, recordando un curso de meditación y mindfulness, explicó que “estar presente” consiste en “sentarse en el arcén de una carretera mientras los pensamientos van pasando”, aunque advirtió que “en la vida real un coche puede pinchar la rueda y quedarse allí delante”. Cuando Broncano le preguntó a Rosalía si alguna vez se había sentido atrapada por esos pensamientos durante la entrevista, ella respondió que no, que se sentía cómoda y plenamente presente. El presentador confirmó haber percibido esa presencia y bromeó al respecto.

El concepto de “estar presente” en el mindfulness
La expresión “estar presente” no es nueva para quienes practican mindfulness. El pionero Jon Kabat‑Zinn la definió como “prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar”. Por otro lado, críticos como Ronald Purser, autor de *McMindfulness: cómo el mindfulness se convirtió en espiritualidad capitalista*, ponen en duda su capacidad terapéutica y la consideran a veces una etiqueta cruda que puede resultar incluso cruel cuando se le atribuyen efectos que no posee.
Sin embargo, para muchas personas la frase sigue resultando extraña o incluso contradictoria, ya que “lo que está” ya posee presencia. En la cultura juvenil, el término se ha popularizado como respuesta a problemas de salud mental y como estrategia de afrontamiento.
Algunos ejemplos de su uso en el mundo del espectáculo son:
- Ester Expósito, en una entrevista con EL PAÍS, comentó que cuando su ansiedad se dispara “nunca estás presente y siempre hay algo que te inquieta”.
- Miguel Herrán confesó que “da tantas vueltas a las cosas que no está presente en el aquí y ahora”.
- Chris Evans repite en sus declaraciones que “estar presente es la herramienta más efectiva que he encontrado contra la depresión”.
El concepto también ha permeado ámbitos como la medicina, la religión y los negocios. Un ensayo de Ronald Epstein propone que “estar presente” permite a los médicos atender mejor a sus pacientes; varios medios católicos lo promueven como forma de profundizar la experiencia espiritual, y en el entorno empresarial se anuncia como una estrategia para revitalizar organizaciones en momentos de crisis.
Un terreno entre la filosofía y la terapia
En los últimos años, las *Meditaciones* de Marco Aurelio y los escritos de Séneca han resurgido como bestsellers, alimentando la actual moda del estoicismo. Aunque el “carpe diem” y su versión más popular “YOLO” comparten cierta afinidad con la idea de vivir el momento, el filósofo Javier López Alós advierte que “las diferencias son demasiado importantes como para establecer equivalencias”. Según él, es necesario abordar cada corriente punto por punto.
Francisco Estupiñá, profesor de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid, aclara que “carpe diem es una apelación hedónica que invita a disfrutar la vida, mientras que ‘estar presente’ implica dirigir la conciencia a lo que se está haciendo en el instante”.
En psicología, la presencia se entiende como una forma de relacionarse con el mundo que prioriza la realidad sobre los procesos intrapsíquicos. La socióloga y psicoterapeuta Azucena González diferencia entre “la presencia del mindfulness” y “una presencia terapéutica mucho más potente”. Para ella, la presencia no es “mantener la mente en blanco”, sino “estar en contacto con lo que sucede, aunque sea confuso, contradictorio o doloroso”. En la terapia Gestalt, este enfoque fenomenológico implica observar directamente las sensaciones corporales, la respiración, la tensión, el ritmo y la voz.
Esta visión tiene sus raíces en la fenomenología, corriente filosófica desarrollada por Edmund Husserl y Maurice Merleau‑Ponty a principios del siglo XX. Según estos autores, la verdad no reside en un “hombre interior”, sino que sólo se puede conocer en relación con el mundo exterior, prestando atención a los fenómenos irrepetibles que experimentamos.
El remedio y la enfermedad
Ensayos recientes como *No seas tú mismo* de Eudald Espluga y *Política del malestar: Por qué no deseamos alternativas al presente* de Alicia Valdés analizan cómo el sistema económico genera malestar entre los trabajadores y cómo una “cultura de la terapia” ayuda a sobrellevarlo sin abordar sus causas estructurales. El propio Estupiñá señala que “la psicología puede crear gente funcional para el sistema, pero corre el riesgo de ignorar las bases sociales, económicas o políticas de los sufrimientos”.
Desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT), el estar presente se combina con la acción basada en valores personales, proporcionando un contrapeso frente al vacío materialista. González, desde una perspectiva feminista, añade que “estar presente” es también un acto político, pues permite a los cuerpos en sociedades cisheteropatriarcales recuperar agencia y romper con normas que los desconectan.
Paradojalmente, las pantallas y plataformas digitales son los dispositivos que más nos alejan de la presencia. En un entorno donde la atención es un recurso disputado, recuperar la capacidad de estar presente se vuelve una estrategia contra la dispersión. López Alós explica que “estar presente implica ser percibido por los demás y percibir cómo nos perciben, algo que se vuelve complicado con la omnipresencia de las pantallas”.
El capitalismo, por su parte, “secuestra el deseo” transformándolo en consumismo (por ejemplo, el deseo de descanso se vuelve el anhelo de unas vacaciones en el Caribe). Según González, la presencia ayuda a distinguir entre deseos auténticos y los sustitutos impuestos por el mercado, permitiendo una escucha más profunda de nuestras verdaderas necesidades.
Respecto a la creatividad, Estupiñá indica que la literatura sobre mindfulness y creatividad sugiere lo contrario de lo que algunos temen: “las personas que entrenan la capacidad de estar presentes pueden resultar más imaginativas y obtener mejores resultados en pruebas de innovación”.

Deja una respuesta