No todos los insomnios son iguales: un estudio español confirma la existencia de cinco subtipos y abre la puerta a tratamientos más personalizados

El insomnio ha alcanzado la categoría de problema de salud pública de primera magnitud en las sociedades occidentales. En España, alrededor del 43 % de la población presenta al menos un síntoma de insomnio y, según la Sociedad Española de Sueño (SES), la prevalencia de insomnio crónico se ha triplicado en los últimos diez años, afectando al 14 % de los españoles (aproximadamente 5,4 millones de personas).

La Guía Europea de Tratamiento del Insomnio (2023) establece que la terapia cognitivo‑conductual para el insomnio (TCC‑i) es la recomendación de primera línea para el insomnio crónico. Solo cuando la TCC‑i no es eficaz o no está disponible, se permite a corto plazo (no más de cuatro semanas) el uso de fármacos como benzodiacepinas, agonistas de los receptores de benzodiacepinas y ciertos antidepresivos. En la práctica, muchos pacientes acaban consumiendo estos fármacos durante años o viven con síntomas que deterioran su calidad de vida sin encontrar una solución adecuada.

El insomnio crónico se define como dificultad para conciliar o mantener el sueño, con consecuencias diurnas, al menos tres noches a la semana durante tres meses o más, sin que exista otra causa explicativa.

Subtipos de insomnio y su relevancia clínica

Para comprender por qué algunas personas desarrollan insomnio y otras no, investigadores de diferentes países han propuesto clasificaciones que permitan identificar subgrupos de pacientes y ofrecer tratamientos más personalizados.

Un primer enfoque separa a los pacientes según la duración del sueño: menos de seis horas o más de seis horas (este último, el más frecuente) con percepción errónea de su descanso. Un segundo y más reciente enfoque, liderado por los holandeses Tessa Blanken y Eus Van Someren, propone cinco subtipos basados en la historia de vida, rasgos afectivos y de personalidad. La clasificación se realiza mediante un cuestionario de 204 preguntas completado por los propios pacientes.

  • Subtipo 2: el más frecuente en la población general. Presenta niveles moderados de angustia, insomnio desencadenado por el estrés y alta activación fisiológica antes de dormir. Responde bien a la TCC‑i.
  • Subtipos 4 y 5: con angustia ligeramente inferior, caracterizados por insomnio de larga duración tras acontecimientos vitales (el subtipo 4 suele ser más severo) y con antecedentes frecuentes de traumas infantiles. Respondieron positivamente a terapias de relajación y técnicas de afrontamiento del estrés.

El estudio holandés, realizado con 2 224 participantes diagnosticados de insomnio, confirmó la existencia de estos cinco subtipos, destacando la prevalencia de los grupos 2, 4 y 5.

En España, la psiquiatra Francesca Cañellas, del Instituto de Investigación Sanitaria Illes Balears (IdISBa), puso en marcha una investigación financiada por la SES que involucró a ocho unidades multidisciplinares del sueño. El objetivo fue validar la clasificación holandesa y describir las características clínicas de los pacientes que acuden a dichas unidades.

Los resultados confirmaron los cinco subtipos y revelaron que el 82 % de los pacientes que llegan a las unidades de sueño pertenecen a los subtipos 1 y 3, los más complejos y que habitualmente no han respondido a los tratamientos habituales, a menudo después de más de siete años de insomnio.

  • Subtipo 1: pacientes con alta angustia, insomnio muy grave y elevados niveles de depresión. En muchos casos, el insomnio es el primer síntoma de una depresión subyacente; por ello, el abordaje debe incluir tratamiento antidepresivo. La mayoría ha recibido previamente diagnósticos de trastornos de ansiedad o depresión.
  • Subtipo 3: pacientes con angustia moderada, personalidad tiende a la negatividad y escasa respuesta a la TCC‑i. Son los que más acuden a las unidades porque perciben su sueño como una preocupación constante. Consumen más hipnóticos (casi un 30 % usa dos o más fármacos) y presentan con frecuencia antecedentes familiares de insomnio o patologías psiquiátricas.

Según Javier Puertas, neurofisiólogo clínico del Hospital de la Ribera (Alzira) y vicepresidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES), “estos hallazgos permiten reorientar el paradigma de los tratamientos; no se puede aplicar la misma solución a todos los pacientes con insomnio, sino que hay que adaptar la intervención a cada subtipo”.

Ainhoa Álvarez, presidenta de la Sociedad Española de Sueño, añade que la división en subtipos constituye “el primer paso hacia tratamientos más eficaces y personalizados, que además pueden implementarse antes, reduciendo la fase de ensayo‑error”. El cuestionario de 204 ítems (ITQ) es lo suficientemente sencillo para su uso en atención primaria, facilitando la derivación rápida de los pacientes que realmente requieren la intervención de unidades de sueño o de servicios psiquiátricos.

“La atención primaria es el motor del sistema sanitario; si desde ahí se puede realizar un cribado preciso mediante este cuestionario, se optimizan recursos, se reducen costes y, sobre todo, se mejora la salud de la población”, concluye Álvarez.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir