Propietarios que alquilan solo en verano: El ingreso puede triplicar o cuadruplicar el de una semana en temporada baja

El mercado inmobiliario ha entrado en el tradicional letargo estival, con agencias, bancos y notarios trabajando a medio gas. Sin embargo, el sector del alquiler vacacional sigue en plena ebullición, sobre todo en destinos de playa. Según Sergio Cardona, analista del Observatorio del Alquiler (impulsado por la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos), el número de apartamentos turísticos en España pasa de unos 418 000 en enero a más de 610 000 en agosto.

El precio medio de una vivienda vacacional se sitúa en torno a los 1 200 euros por semana, según datos de Tecnitasa. En los destinos más cotizados, como Ibiza o Marbella, la tarifa puede llegar a los 3 300 euros semanales (unos 471 euros por noche), y una villa de lujo puede alcanzar los 25 000 euros por semana.

Esta rentabilidad está atrayendo a propietarios que hasta ahora no habían contemplado el alquiler turístico. Cada vez son más los ciudadanos que alquilan sus segundas residencias exclusivamente en verano. “Julio y agosto representan entre el 60 % y el 80 % de las noches ocupadas en destinos costeros con alta estacionalidad; en entornos urbanos la cifra ronda el 40 %”, explica la asociación StayAlliance, que agrupa a operadores de alojamiento de corta y media estancia.

Ventajas y retos del alquiler estacional

El atractivo del modelo es evidente: en los tres meses de julio a septiembre los ingresos pueden triplicar o incluso cuadruplicar los obtenidos en temporada baja. En zonas muy estacionales de la costa, una semana de verano puede generar lo que en temporada baja se obtendría en todo un año. En ciudades con menor estacionalidad la diferencia sigue existiendo, aunque es menos pronunciada.

Para que la operación sea legal, el propietario debe inscribirse en el Registro Único de Alquiler Turístico y obtener el código identificativo necesario para publicarse en plataformas online. Además, la actividad conlleva una carga tributaria y costes operativos (limpieza, gestión, comisiones) que deben tenerse en cuenta al hacer los cálculos.

GuestRey, empresa de gestión integral de alquiler turístico, afirma que el modelo estacional puede suponer una rentabilidad hasta un 40 % superior a la obtenida en meses como marzo o noviembre.

Testimonios de propietarios ilustran la realidad del mercado:

  • Sonia, 66 años, propietaria de un chalet en la urbanización Novo Sancti Petri (Chiclana de la Frontera, Cádiz), alquila por quincenas o meses completos y, en caso de peticiones semanales, eleva ligeramente el precio. En agosto percibe unos 8 000 euros, lo que le permite cubrir los gastos anuales del inmueble.
  • Berta, 55 años, ha puesto en alquiler un bungalow de dos plantas en Torrevieja (Alicante). Alquila por quincenas solo en verano, con ingresos de 1 700 euros por quincena; hasta la fecha ha cobrado 3 400 euros, descontando la comisión de la agencia y la limpieza.

El perfil predominante de los arrendadores es el del propietario nacional que utiliza la vivienda como segunda residencia. Muchos no consideran el alquiler residencial porque la ocupan durante el resto del año como vivienda habitual o para periodos de descanso. No obstante, la demanda no se limita al ocio: en zonas costeras el alquiler flexible también responde a necesidades laborales de trabajadores temporales o del sector servicios.

La mayoría de los propietarios delega la gestión a empresas especializadas, especialmente aquellos que viven a varios kilómetros de su segunda residencia. Las comisiones de las plataformas de reserva oscilan entre el 15 % y el 20 %, a lo que se añaden gastos de limpieza e impuestos. En el caso de Berta, la inmobiliaria le cobra un 10 % más 40 euros por cada check‑in/check‑out.

El segmento de lujo también se ha sumado al frenesí estival. Rodrigo Lozano, director de Islas Baleares en Sotheby’s International Realty, estima que entre el 35 % y el 40 % de los propietarios de viviendas de alto standing optan por alquilarlas solo en verano. Una villa en Ibiza o Mallorca puede alcanzar entre 10 000 y 25 000 euros semanales en julio y agosto, lo que se traduce en ingresos brutos de 60 000 a 150 000 euros si se alquila de julio a septiembre. Vicente Salamanca, director de ventas de Engel & Völkers en Dénia y Jávea, calcula que en esas localidades las rentas de verano pueden oscilar entre 25 000 y 40 000 euros por temporada.

Aunque la actividad inmobiliaria tradicional disminuye en verano, el mercado de alquileres vacacionales demuestra que el sector no se detiene. María Matos, directora de Estudios de Fotocasa, señala que los compradores que buscan vivienda en verano suelen hacerlo con mayor decisión y plazos claros, ya sea por mudanzas laborales, reubicaciones familiares o inversiones que desean cerrar antes de fin de año.

El descenso de la oferta de vivienda disponible y la creciente presión de la demanda están estabilizando la actividad de compra, venta y alquiler a lo largo del año. José María Alfaro, presidente de la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias (FAI), afirma que la clásica estacionalidad del mercado inmobiliario se está diluyendo y que muchas agencias mantienen un nivel de actividad constante durante todo el año.

Iñaki Unsain, personal shopper inmobiliario, confirma la tendencia: “El verano no es sinónimo de paro, sino de oportunidad para quienes saben dónde y cómo moverse”. Smar Kahana, directora ejecutiva de Engel & Völkers Marbella, añade que la temporada estival trae un notable incremento de clientes interesados en propiedades, tanto para vacaciones como para inversión.

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