Las múltiples disidencias de Colombia: cuatro grupos han negociado por separado con el Gobierno Petro

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha colocado la “paz total” como la principal bandera de su gobierno, con la intención de desmontar la violencia mediante negociaciones simultáneas con todos los actores armados que operan en un país marcado por décadas de conflicto interno. En el caso de los grupos residuales de la extinta guerrilla de las FARC, conocidos como disidencias, esa apuesta se ha topado con una realidad compleja: más que un solo movimiento, se trata de un entramado de estructuras armadas con lógicas distintas, a veces opuestas, que operan de forma fragmentada, persiguen agendas propias y, en muchas regiones, se enfrentan entre sí con dinámicas locales más que nacionales.

A casi una década del Acuerdo de Paz con las FARC, el Estado colombiano enfrenta a grupos que, aunque dispersos, han experimentado crecimiento. Autoproclamados herederos de la guerrilla campesina y de orientación comunista, hoy se organizan en al menos cuatro estructuras principales, que funcionan más como sombrillas de grupos locales que como organizaciones centralizadas: el Estado Mayor Central (EMC), el Estado Mayor de Bloques y Frente (EMBF), la Segunda Marquetalia y la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB).

Orígenes y fragmentación de las disidencias

Los diferentes grupos tienen dos grandes orígenes. El primero corresponde a frentes de las FARC que nunca se desmovilizaron, como el frente “Primero”, activo en el Guaviare, que se apartó de las negociaciones antes del Acuerdo Final. Su sombrilla más conocida es el EMC, liderado por Iván Mordisco, alias de Néstor Gregorio Vera. El segundo origen son los “reincidentes”, excombatientes que firmaron el Acuerdo, se desmovilizaron y posteriormente retomaron las armas. El caso más emblemático es el de Iván Márquez, jefe de negociaciones de las FARC en La Habana, quien en agosto de 2019 anunció la creación de la Segunda Marquetalia.

Ambas corrientes se han fragmentado aún más, generando fracciones internas. Por ejemplo, el EMC cuenta con una escisión llamada Frente 57, una organización de pocas decenas de miembros que se separó de una compañía del EMC y opera únicamente en el centro del Valle del Cauca. De las cuatro grandes federaciones, sólo dos mantienen canales formales, aunque parciales, con el gobierno.

La mayor fractura dentro del EMC se materializó en el EMBF, liderado por el alias Calarcá Córdoba, disidente que surgió a finales de 2023 y tiene presencia en el sur del país. La ruptura se consolidó ese mismo año, aunque las tensiones venían gestándose desde meses antes. Calarcá, veterano de las FARC en Bogotá y el Magdalena Medio, rechazó el intento de Mordisco de ejercer un control centralizado y criticó la ambigüedad del EMC frente a las economías ilegales.

Imagen de la noticia

Mientras Mordisco endurecía su postura frente al Gobierno, Calarcá mantuvo contactos discretos con la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, logrando la única mesa de diálogo formal de las disidencias en la agenda de la paz total. En julio de 2024, la negociadora del gobierno, Gloria Quiceno, se reunió con Calarcá en el Caquetá para intentar “destrabar” un proceso estancado desde octubre. La mesa sigue en riesgo, como lo evidencia el reciente asesinato de siete militares en Guaviare, atribuido a hombres vinculados a Calarcá.

Si ese proceso corre peligro, el del EMC parece haber llegado a su fin. El EMC, el más numeroso en combatientes, lideró el proceso más avanzado hasta abril de 2024, pero la mesa se disolvió tras un fallido cese al fuego. Esta disidencia fue la primera en abrir un canal de diálogo formal con el gobierno de Petro, pero las tensiones crecieron a medida que ambas partes se acusaban mutuamente de incumplir los acuerdos temporales. Recientemente, el presidente anunció una recompensa de 4.450 millones de pesos por la captura de Mordisco, señalándolo como parte de una supuesta “nueva junta del narcotráfico”. Con esa medida, el Ejecutivo cerró cualquier posibilidad de retomar negociaciones con ese grupo.

Por su parte, la Segunda Marquetalia instauró una mesa de diálogo formal con el gobierno en junio de 2024 en Caracas, Venezuela, lo que representó un avance para la paz total al sumar a la disidencia más notoria a las negociaciones ya existentes con el ELN y el EMC. Sin embargo, a finales del mismo año Iván Márquez desautorizó públicamente las negociaciones mediante una carta, provocando la ruptura de dos de sus estructuras más sólidas —los Comandos de la Frontera (Putumayo) y la Coordinadora Guerrillera del Pacífico (Nariño)—, que se desvincularon del paraguas de la Segunda Marquetalia y se autodenominaron Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB).

Las diferencias internas de la disidencia de Márquez llevaron al gobierno a abandonar la mesa de negociación con su líder histórico y a mantener el contacto solo con la nueva estructura. Aunque la CNEB ha logrado avances notables en la negociación, enfrenta la dificultad de que la mayoría de sus dirigentes son reincidentes del Acuerdo de Paz de 2016 y, por tanto, han perdido los beneficios jurídicos otorgados por ese pacto. La Fiscalía y la Procuraduría han cuestionado la aplicación de la justicia transicional a estos reincidentes, lo que ha congelado las conversaciones sobre posibles beneficios penales o representación política directa para el grupo.

Con un año restante en su mandato y ante el aumento de homicidios, masacres y asesinatos de líderes sociales, Petro ha reconocido públicamente el fracaso de la política de paz total en este frente. “Es obvio que no se ha logrado la paz total”, declaró. El gobierno busca rescatar lo que queda del proyecto mediante iniciativas como las Zonas de Unificación, que ya se implementaron en el Catatumbo, involucrando a grupos afines como el EMBF, y que funcionan como espacios para avanzar hacia una eventual desmovilización. Estas zonas, también presentes en Nariño con la disidencia del ELN conocida como Comandos del Sur, pretenden reducir la confrontación armada y garantizar la presencia estatal mientras continúan las negociaciones, aunque su efectividad sigue siendo incierta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir