Las autoridades, incapaces de frenar el mercado ilegal de citas previas para los extranjeros
En la capital española, las filas frente a la Oficina de Asilo y Refugio de la calle Priego, en Madrid, se renuevan hora a hora. Decenas de personas – mayoritariamente venezolanos, colombianos, malienses y peruanos, que representan más del 80 % de las 77 000 solicitudes de asilo registradas en España durante el primer semestre del año – esperan a que la Policía les autorice el acceso a la sala de espera.
Estos solicitantes necesitan renovar sus documentos de estancia para evitar la situación de irregularidad que, en caso de perderlos, también implica la pérdida de sus contratos y empleos. Se estima que más de 270 000 personas viven en España con la condición de solicitante de asilo, lo que convierte la renovación de sus papeles en un trámite crítico para cientos de miles de familias.
El mercado negro de citas: precios y mecanismos
La cita para la renovación de los papeles se solicita a través de la web de la Oficina de Extranjería, un servicio gratuito que, en la práctica, rara vez está disponible. Quienes logran acceder a una plaza tras horas –o incluso días– frente al ordenador, presionando constantemente el botón de actualización, lo hacen bajo una presión constante para no perder el plazo.
Ante la imposibilidad de encontrar citas libres, muchos recurren a intermediarios que venden turnos a precios que oscilan entre 150 y 200 euros. Teresa, una mujer colombiana de 50 años, pagó 150 euros para conseguir su cita de renovación después de dos años de espera. “No sé cómo lo hacen, pero lo consiguen”, comentó al referirse a los gestores que le facilitaron el turno.
El mismo esquema se ha extendido a otros trámites de la administración pública: la solicitud de la prestación por desempleo del SEPE, la Seguridad Social o la DGT también se venden a precios que van desde 10 hasta 100 euros, según el tipo de gestión. En consulados españoles en el extranjero, incluso la obtención de un visado implica el pago de una cuota adicional.
Según datos del Ministerio, de las más de medio millón de citas que se ofrecen mensualmente en línea, el 66 % corresponde a trámites de extranjería, lo que evidencia la magnitud del problema.
Patricia Fernández Vicens, abogada especializada en extranjería, explicó: “El sistema informático está vulnerado; los bots capturan cientos de turnos en segundos y los revenden. No hay voluntad política suficiente para dotar a la administración de recursos y seguridad adecuados”. Añadió que, aunque se han intentado “parches”, como la eliminación de la posibilidad de solicitar la cita de asilo por internet en 2023, la medida solo trasladó la carga a la vía telefónica y al correo electrónico, sin eliminar la demanda de los gestores.
Tras la supresión de la reserva online, la Policía Nacional devolvió el proceso al método tradicional, lo que provocó que los solicitantes tuvieran que permanecer pegados al teléfono durante horas para obtener una cita. Desde entonces, el Ministerio de Transformación Digital está trabajando en un nuevo sistema basado en certificado digital y gestión de citas por terceros, cuyo piloto en la provincia de Castellón ha mostrado resultados positivos y se prevé su ampliación.
El caso de “Riel”, un cubano de 40 años que llegó a Madrid en 2023, ilustra la continuidad del problema. Después de pagar 400 euros por una primera cita y 150 euros por la renovación, sigue pagando cuotas para mantener su situación regularizada, pese a haber superado la barrera de la extorsión y la persecución en su país de origen.
Los gestores en redes sociales
- G. A. Extranjería – 24 000 seguidores en Instagram; publica capturas de pantalla de citas confirmadas en ciudades como Madrid, Albacete, Segovia o Zaragoza.
- Ventas en plataformas como Wallapop y mensajes automáticos en WhatsApp que indican: “Cita de renovación de asilo – 150 €, entrega en 1 a 2 semanas”.
- Los pagos se efectúan mediante Bizum una vez que el interesado verifica la cita en la web de Extranjería.
- Instrucciones para el cliente: “En la oficina de Priego deben decir que fueron ustedes los que gestionaron la cita”.
El origen de estas citas sigue sin esclarecerse. No se descarta la combinación de bots altamente programados y la posible complicidad de personas dentro de la propia administración, aunque el Ministerio del Interior ha evitado proporcionar detalles de las investigaciones en curso.
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