El escándalo del cura de Valdepeñas

El párroco de Valdepeñas, Emilio Montes, utilizó la homilía de la misa dominical para denunciar las condiciones laborales de los inmigrantes que trabajan en los campos de la zona. En su intervención, advirtió que “no se debe aprovecharse del débil” y subrayó que muchos de estos trabajadores desempeñan jornadas extensas sin recibir una remuneración justa.

Exigencias del párroco

Montes pidió que se respeten los ocho horarios de trabajo establecidos por la ley y que, en caso de superar esa jornada, se abonen las correspondientes horas extra. También insistió en la necesidad de dar de alta a los inmigrantes en la Seguridad Social y de proporcionarles un alojamiento digno, señalando que “si tengo que ofrecer vivienda, será en un sitio donde yo también pueda vivir, no en un hotel de lujo, pero sí en un lugar habitable para mí y mis hijos”.

El sacerdote enfatizó que los inmigrantes son seres humanos con derechos y dignidad, y que la sociedad no debe tolerar ni justificar abusos contra ellos. Según sus palabras, “aprovecharse del más débil es una vileza que debería causar vergüenza a quien lo haga”.

Tras la homilía, la declaración del cura generó diversas reacciones en la comunidad y entre representantes políticos. Mientras algunos sectores elogiaron su postura en defensa de los derechos laborales, otros, particularmente dentro de algunos partidos de derecha, cuestionaron la intervención de la Iglesia en asuntos de política laboral.

En el contexto más amplio, la polémica ha puesto de relieve la tensión entre la posición de la Conferencia Episcopal y las posturas de ciertos grupos políticos que, según los críticos, no han tomado medidas firmes contra la xenofobia y la explotación de los trabajadores migrantes.

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