La UE mantiene la presión sobre las grandes tecnológicas pese a los ataques de EE UU a su regulación
Las tensiones entre Washington y Bruselas se han intensificado en los últimos meses, sobre todo tras la polémica declaración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien calificó de “asquerosa” la sanción impuesta por la Comisión Europea a la red social X, multada con 120 millones de euros bajo el Reglamento de Servicios Digitales (DSA). La reacción de la UE ha sido firme y ha continuado con una serie de medidas contra gigantes tecnológicos estadounidenses.

En septiembre de 2023, la Comisión Europea impuso a Google la segunda multa más alta de la historia de la Unión: 2.950 millones de euros por abuso de posición dominante en el mercado de la publicidad digital. En abril del mismo año, Apple recibió una sanción de 500 millones de euros y Meta de 200 millones, mientras que se mantienen abiertas investigaciones sobre Amazon y Microsoft por su posición en el mercado de la nube y sobre Google por presuntas prácticas que perjudican a los medios de comunicación.
Respuesta de la Comisión y la postura europea
Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable del área de Competencia, ha defendido la política de la UE, subrayando que “la legislación europea está diseñada para garantizar mercados abiertos y libres de abusos, protegiendo tanto a los consumidores como a los operadores”. En declaraciones a EL PAÍS, Ribera reiteró que la UE no cederá ante presiones externas y que seguirá aplicando el marco regulatorio con rigor.
Por su parte, la directora general de Redes y Tecnologías, Henna Virkkunen, ha supervisado la aplicación del DSA, exigiendo información a Apple, YouTube, Google y Microsoft sobre sus actividades digitales. Además, la Comisión ha abierto una investigación preliminar contra Meta por incumplir las obligaciones de transparencia y ha iniciado un caso contra X tras los comentarios antisemitas de su herramienta de inteligencia artificial, Grok.
Expertos académicos destacan las diferencias estructurales entre ambos bloques. Anu Brford, catedrática de Derecho y especialista en regulación digital de la Universidad de Columbia, señala que “Estados Unidos prioriza la libertad empresarial y de expresión, mientras que la UE busca equilibrar esas libertades con la protección de derechos fundamentales y de los consumidores”. Según Brford, la ofensiva de la administración Trump forma parte de una estrategia más amplia de guerra comercial destinada a salvaguardar los intereses económicos estadounidenses.
Ricard Martínez, director de la cátedra de Privacidad y Transformación Digital de la Universitat de València, considera que la UE aún no ha explotado todo su potencial regulatorio. “Las autoridades nacionales y la Comisión deben ser absolutamente rigurosas, pero el rumbo que se está tomando es el correcto, ya que el modelo estadounidense tiende a desvalorizar los derechos fundamentales y a concentrar datos para fines publicitarios”, comenta.
En el plano político, voces de la administración estadounidense también han advertido a Europa. En febrero, el senador J. D. Vance declaró en París que “algunos gobiernos extranjeros intentan presionar a las empresas tecnológicas estadounidenses; Estados Unidos no aceptará eso”. Asimismo, los altos funcionarios de comercio, Howard Lutnick y Jamieson Greer, amenazaron con condicionar la resolución de la disputa comercial sobre acero y aluminio a la “desregulación” de las normas digitales europeas.
Frente a estas presiones, la UE ha reforzado su agenda regulatoria. Además de las sanciones ya mencionadas, ha impuesto a Apple la obligación de abrir su ecosistema para iPhone y iPad, y ha buscado la desagregación de actividades de Google en el sector publicitario. La Comisión también ha anunciado una moratoria temporal sobre el uso de IA generativa, como ChatGPT, mientras evalúa su impacto en la competencia y la protección de los usuarios.
El debate sobre la regulación digital continúa polarizado. Mientras la UE defiende la necesidad de mantener normas estrictas para proteger la democracia y la soberanía digital, representantes de la industria tecnológica, como Google, advierten que “excesivas restricciones podrían frenar la innovación en un mercado ya altamente competitivo”. Elon Musk, propietario de X, ha reaccionado de forma más contundente, llegando a proponer la “abolición de la UE” tras la imposición de la multa de 120 millones.
En conclusión, la confrontación entre Estados Unidos y la Unión Europea en materia de regulación digital se mantiene como uno de los focos más críticos de la agenda internacional, con repercusiones que van más allá de la simple imposición de multas y que podrían redefinir el equilibrio de poder en la economía digital global.

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