Celebrar elecciones en Ucrania, una misión casi imposible mientras siga la guerra

Tras su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump adoptó en febrero uno de los argumentos más habituales de Vladimir Putin: que Volodímir Zelenski es un presidente ilegítimo, que no tiene autoridad para negociar y que Ucrania debe celebrar elecciones lo antes posible.

Según la legislación ucraniana, las elecciones presidenciales y legislativas previstas para 2024 están suspendidas mientras dure la ley marcial, que prohíbe el voto durante el estado de guerra. Esa restricción cuenta con el respaldo de la oposición, del propio presidente y de la mayoría de la población, que según diversas encuestas oscila entre el 60 % y el 70 %.
Sin embargo, para mantener el apoyo de Estados Unidos, Zelenski anunció este martes la posibilidad de convocar comicios en los próximos tres meses, siempre que se cumplan ciertas condiciones de seguridad.
El mandatario ha iniciado una ronda de contactos con los partidos representados en la Rada para explorar las fórmulas que permitan modificar la ley marcial. Además, según Zelenski, Estados Unidos y la Unión Europea deben garantizar una serie de requisitos de seguridad antes de que los ucranianos puedan ejercer su derecho al voto.
El exdiputado y analista político Vim Denisenko señala que la medida de seguridad fundamental no provendrá de Occidente, sino del Kremlin: “Para que los ucranianos voten con garantías, Putin debe ordenar un alto el fuego”.
En un mensaje vespertino, Zelenski subrayó que la cuestión no es la presión externa sino la necesidad de respuestas legales a todas las dudas surgidas: “No es una situación fácil y definitivamente no necesitamos presión al respecto”.
El alto el fuego resulta indispensable para que cerca de un millón de miembros de las fuerzas de defensa puedan acudir a las urnas, ya que la mayoría de ellos se encuentran en zonas de combate y no podrían abandonar sus posiciones mientras el enemigo sigue activo. Asimismo, reduciría el riesgo de que un misil o dron impacte en un colegio electoral, sobre todo en los municipios próximos al frente.
Obstáculos para la convocatoria de elecciones
Uno de los principales retos es la reconstrucción del censo electoral. Ucrania cuenta con más de diez millones de desplazados, tanto al extranjero como dentro del propio territorio, lo que representa alrededor del 25 % de la población que ya no reside en su domicilio de origen. Además, garantizar el voto en los territorios ocupados por Rusia plantea una dificultad adicional, ya que es poco probable que Moscú reconozca el derecho de sus habitantes a participar en las urnas.
El diputado Dmitro Gurin, del bloque Servidor del Pueblo, declaró que “es imposible celebrar elecciones seguras, transparentes, con competencia justa y democráticas en las condiciones actuales; millones de ciudadanos quedarían privados de su derecho al voto”.
El profesor de ciencia política Ivan Gomza, de la Escuela de Economía de Kyiv, coincidió en que “no habrá elecciones durante la guerra, hay demasiados inconvenientes”. Añadió que la propuesta de Zelenski constituye una concesión verbal a Trump: “Implícitamente, el presidente dice que si Rusia acepta una tregua, se pueden celebrar elecciones, pero Rusia no lo aceptará”.
La oposición parlamentaria tampoco aboga por la convocatoria de comicios. Los partidos de la Rada no han contado con una legislatura normal que les permitiera desarrollar sus programas o presentar a sus líderes. Desde noviembre, formaciones como Solidaridad Europea, Golos y Patria defienden la creación de un Gobierno de unidad nacional, iniciativa liderada por el expresidente Petro Poroshenko como respuesta a los escándalos de corrupción que afectan al Ejecutivo y al círculo cercano de Zelenski.
La popularidad del presidente se encuentra en niveles bajos debido a los enfrentamientos con agencias anticorrupción y a investigaciones de fraude en su entorno. En este escenario, el único candidato que podría representar una alternativa real es Valeri Zaluzhnyi, exjefe de las Fuerzas Armadas y actual embajador de Ucrania en el Reino Unido. Zaluzhnyi, que fue destituido en 2024 tras varios choques con Zelenski, ha insinuado su posible candidatura, pero la escasa ventana temporal de dos a tres meses dificultaría la organización de una campaña desde cero.
El partido de Zelenski, Servidor del Pueblo, también atraviesa una profunda fragmentación. Las distintas facciones que lo integraban en 2019, sin una ideología clara más allá del carisma de su líder, se han desmembrado y algunas ya reclaman el cese del gobierno, lo que debilita la base política del presidente para revalidar su mayoría.
Gomza estima que, aunque los partidos podrían poner en marcha sus estructuras en tres meses, la reconstrucción del censo sigue siendo una tarea titánica: “Hay millones de personas que no sabemos dónde están”.
Por su parte, el activista militar y político Serhii Sternenko advirtió en sus redes sociales que “las elecciones durante la guerra son un peligro mortal para el Estado. Son inaceptables mientras exista una agresión a gran escala, pues destruirían al país desde dentro”.

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