De protagonizar la primera película de Tim Burton a ser cancelado por masturbarse en un cine porno

Tras 40 horas de entrevistas y más de 1.500 páginas de transcripción, el documental “Pee‑Wee” (HBO Max) logra abrir una ventana inesperada sobre la vida del actor y cómico Paul Reubens, quien falleció en 2023, antes de que se completaran las grabaciones finales. A pesar de que el propio Reubens nunca reveló al equipo que llevaba seis años luchando contra el cáncer, la película no se queda incompleta; al contrario, explora de forma sorprendente su ascenso al estrellato, la caída en desgracia y los escándalos que marcaron su carrera.

Reubens es conocido mundialmente por su personaje Pee‑Wee Herman, una figura infantil, excéntrica y de risa contagiosa que encabezó el exitoso programa “Pee‑Wee’s Playhouse” (1986‑1991) y protagonizó la primera película de Tim Burton, “La gran aventura de Pee‑Wee” (1985). Además, apareció en títulos como “Batman vuelve”, “Matilda”, “Mystery Men”, “Dr. Dolittle” y la serie “Lo que hacemos en las sombras”. Sin embargo, su vida privada y sus motivaciones permanecieron en gran medida ocultas.

Un retrato sin filtros del talento y la controversia

El documental, dirigido por Matt Wolf, se construye a partir de entrevistas, material de archivo y la propia voz del fallecido Reubens, quien dejó un mensaje de audio para explicar por qué quería contar su historia. En sus propias palabras: “Quería que la gente supiera quién soy y lo doloroso que es ser etiquetado como algo que no eres. Cuando escuché la palabra ‘pedófilo’, supe que todo cambiaría”.

Wolf no se limita a un homenaje laudatorio; al contrario, mantiene una distancia crítica que obliga a Reubens a mostrarse reticente, evasivo y, en ocasiones, contradictorio. El director admite que, en varios momentos, el actor intentó desviar o posponer las preguntas más incómodas, lo que llevó a que algunas entrevistas no se grabaran. Aun así, el material crudo resultó suficiente para pintar un retrato honesto y complejo.

La vida profesional de Reubens comenzó en la escuela de improvisación The Groundlings, después de que una carrera teatral “seria” no despegara. Su intento fallido de entrar en el elenco de “Saturday Night Live” lo llevó a crear a Pee‑Wee, un personaje que, aunque aparentemente inocente, sirvió como escudo para ocultar su homosexualidad en una industria aún marcada por la homofobia.

El éxito fue inmediato: invitado recurrente en “The Late Show with David Letterman”, protagonista de obras de teatro y de varias películas, y creador de un programa infantil que se convirtió en culto para toda una generación. Pero la fama también atrajo la sombra de la polémica.

En 1991, una detención por masturbación en un cine pornográfico desató una ola mediática de persecución basada en prejuicios homofóbicos. Los críticos, como los propios “Simpsons” con su famosa frase “¿No van a pensar en los niños?”, cuestionaron la idoneidad de un personaje para niños. Reubens explicó que, a pesar de la promesa de “olvidarán pronto”, la anécdota persiguió su reputación durante décadas.

Los problemas continuaron en 2002, cuando fue acusado de poseer pornografía infantil. La investigación concluyó que sólo se trataba de material erótico vintage, pero la acusación reavivó la campaña de cancelación que había sufrido años antes. En medio de todo, Reubens intentó “normalizar” su imagen casándose con la actriz Debi Mazar, aunque su orientación sexual siguió siendo un tema de escrutinio.

El documental también destaca la capacidad de Reubens para reinventarse. Tras la polémica, buscó roles alejados de Pee‑Wee y logró reinsertarse en la industria, aunque siempre bajo la sombra de su personaje icónico. La película muestra cómo su ambición, más que su felicidad personal, dirigió sus decisiones, convirtiendo a Pee‑Wee en la herramienta que le abrió puertas pero también le encadenó a una identidad pública difícil de desprender.

Wolf, quien se inserta en la narración como un personaje más, reconoce la dificultad de contar una historia tan cargada de controversia. En una entrevista para The Hollywood Reporter, comentó: “Era muy reticente a hacerlo así. Soy alérgico a los documentales donde el cineasta se vuelve esencial en la historia, pero Paul era tan rebelde y se resistía tanto al proceso que el material en bruto sirvió perfectamente para mostrar quién era realmente”.

La última entrevista con Reubens se realizó dos semanas antes de su fallecimiento, y el director nunca supo que el actor padecía cáncer. La grabación final estaba prevista para una semana después de su muerte, lo que dejó al equipo con la sensación de que el personaje de Pee‑Wee Herman permanecerá como un “maravilloso eterno misterio”.

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