Descubre los secretos ocultos de las alamedas de Allende

Los últimos estudios revelan que la mayor parte de la infancia en España supera con amplitud los límites diarios de tiempo frente a pantallas que recomiendan los pediatras. En promedio, los menores pasan el equivalente a 69 días completos al año utilizando dispositivos electrónicos.

El desafío de la exposición prolongada a pantallas

El problema no radica solo en la duración del uso, sino en la forma en que muchas plataformas y aplicaciones están diseñadas. La reproducción automática, los episodios encadenados sin pausas, los sistemas de recompensas variables y los algoritmos que personalizan el contenido hacen que resulte cada vez más difícil para los niños desconectar.

Mientras la normativa europea y española avanza para proteger a los menores –con propuestas que van desde la limitación de la publicidad dirigida hasta la imposición de requisitos de diseño responsable– la mayor carga recae todavía sobre las familias, que deben competir con arquitecturas digitales pensadas para captar y retener la atención infantil.

Ante este escenario, expertos abogan por un cambio de enfoque: no basta con solicitar “uso responsable” a los hogares; es imprescindible exigir a los desarrolladores que adopten criterios de diseño que prioricen la salud y el bienestar de los niños.

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