Más contundencia contra el acoso sexual
La dirección del PSOE ha sido duramente criticada por su respuesta —o más bien su ausencia— frente a las denuncias de acoso sexual presentadas por dos empleadas de la formación contra el dirigente Francisco Salazar. Desde que se hicieron públicas las acusaciones, hace más de cinco meses, la reacción del partido se ha limitado a la inacción y al silencio.

Las denuncias surgieron pocas horas antes del Comité Federal de julio, en el que Salazar estaba a punto de ser nombrado parte de la secretaría de Organización, destinada a sustituir a Santos Cerdán. Ese mismo comité pretendía cerrar la etapa de las dos anteriores secretarías de Organización, la de Cerdán y la de José Luis Ábalos, ambas implicadas en investigaciones de corrupción. La revelación de los supuestos hechos de acoso contra Salazar resultó particularmente demoledora en un partido ya sacudido por la filtración de conversaciones en las que Ábalos y su colaborador en el Ministerio de Transportes, Koldo García, hablaban de mujeres prostituidas de forma despectiva.
Reacciones y críticas al manejo del caso
Tras la difusión de esas conversaciones, el presidente Pedro Sánchez convocó a unas setenta mujeres dirigentes de la formación para reconocer el error de confiar en Ábalos y reafirmar el compromiso del PSOE con el feminismo. La responsable de Igualdad, Pilar Bernabé, calificó esas conversaciones como “lo peor que le podía pasar” al PSOE. Horas después, se conoció el caso Salazar.
En paralelo, desde hacía un mes, el partido tenía sobre la mesa la denuncia de una edil de Torremolinos (Málaga) contra el secretario general del partido en la ciudad, Antonio Navarro. Hasta la fecha, no se había abierto expediente disciplinario ni se había suspendido su militancia. Esta vez, la Fiscalía de Violencia contra la Mujer de Málaga tuvo que iniciar diligencias antes de que el partido tomara alguna medida. La secretaria general del PSOE andaluz y vicepresidenta, María Jesús Montero, reconoció ayer que un caso “tan humillante” requería “una mayor celeridad” y una respuesta más contundente.
Resulta inaceptable que una organización que tiene al feminismo como uno de sus pilares ideológicos —figura en sus estatutos— demuestre tanta lentitud ante denuncias de acoso sexual surgidas en su seno. La inacción del partido obligó a la víctima del líder malagueño a acudir a la vía judicial.
Las dos empleadas que presentaron sus denuncias contra Salazar en el buzón del Órgano contra el Acoso del PSOE ni siquiera recibieron una llamada. El partido emitió ayer un comunicado de disculpas por “no haber protegido suficientemente” a esas víctimas, pero la simple petición de disculpas no basta ante una situación de tal gravedad. Es imprescindible una investigación exhaustiva que llegue a esclarecer los hechos y determinar las causas de la pasividad con la que se respondió a las denuncias.
De un partido que se autodeclara feminista se espera no solo la promoción de avances en los derechos de las mujeres, sino también una actuación firme y rápida ante cualquier sospecha de acoso sexual o abuso de poder entre sus dirigentes. No basta con disponer de órganos que velen por la igualdad y el respeto si, al final, se ignoran o se boicotean, y no se actúa de manera clara y decisiva. Las mujeres merecen un compromiso mucho más serio y efectivo por parte del PSOE.

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