Los migrantes enfermos detenidos en Krome denuncian la pésima atención médica: Esto es un campo de concentración

El Centro de Detención de Krome, ubicado a unos 35 kilómetros al noroeste de Miami, fue construido en los años sesenta como una base de defensa aérea durante la Guerra Fría. Hoy funciona como la mayor instalación migratoria de Estados Unidos y ha sido objeto de numerosas denuncias por condiciones de hacinamiento, falta de atención médica y tratos que organizaciones de derechos humanos catalogan como inhumanos.

En el módulo tres de la planta baja, que según los internos parece una sala de emergencias improvisada, la falta de personal y de recursos es evidente. Un anciano que utiliza silla de ruedas tuvo que orinar sobre la cama por no contar con ayuda para llegar al baño; otro detenido que depende de diálisis gritó que quería ahorcarse, mientras que a un enfermo de cáncer de pulmón lo trasladaron de urgencia al hospital.

Ariel Barrero, cubano de 56 años, lleva casi seis meses recluido en Krome. Tras dormir en el suelo de cemento, frío y húmedo, el 24 de junio sufrió un infarto. “Me estresé tanto que me dio el primer infarto”, declaró por teléfono. Fue trasladado al HCA Florida Kendall Hospital, donde le realizaron un cateterismo, detectaron una arteria obstruida y le implantaron un stent. Dos días después ya había regresado a su celda.

Testimonios que revelan el panorama de salud en Krome

Solo unas semanas después, el corazón de Barrero volvió a fallar: a las 10:30 p.m. del 4 de julio sus pulsaciones alcanzaron los 250 latidos por minuto, obligándolo a someterse a una cirugía de urgencia. “Esto es un campo de concentración, aquí no hay humanidad”, afirmó el detenido.

Alberto García, cubano de 60 años, relató que en Krome la única medicina que reciben con frecuencia es Tylenol, incluso para afecciones graves como fiebre, infecciones de garganta o dolor de cabeza. “Nos dan Tylenol para cualquier dolencia; personas con problemas graves son enviadas al hospital con tratamientos inadecuados”, denunció.

Una docena de internos y varios familiares han contactado a medios para denunciar la falta de atención médica, los retrasos para ver a un doctor y el uso de medicamentos estandarizados. Actualmente, alrededor de 80 personas ocupan el módulo donde se reportan casos de conjuntivitis, aunque el centro alberga más de 130 detenidos en literas y catres, superando tres veces su capacidad operativa de 600 camas.

David Dorantes, mexicano de 47 años, describió su experiencia con la conjuntivitis: “No me han dado medicinas. Llevo cuatro días con los ojos rojos. El trato ha sido el peor que he vivido”.

Desde que la administración Trump retomó el poder en enero, al menos cinco migrantes han fallecido bajo custodia del ICE en Krome. Amnistía Internacional, en un informe reciente, señaló que el “hacinamiento extremo, la desatención médica y el trato humillante constituyen violaciones graves de los derechos humanos”.

Denis Cabrera Rodríguez, cubano de 33 años, sufre de diabetes tipo 1 desde los diez años. Tras ser detenido a finales de noviembre, su nivel de potasio superó los 7 mmol/L y su glucosa alcanzó los 400 mg/dL, sin que le proporcionaran la bomba de insulina ni la dieta adecuada. Su pareja, Olga Soto, denunció que los guardias le informaron que su reporte médico no sería revisado hasta el lunes de Acción de Gracias, obligándola a llamar al 911.

Juan Girón, nicaragüense de 31 años, manifestó que sus intentos de recibir ayuda psicológica fueron ignorados; los psiquiatras solo registraron una “tentativa de suicidio” sin ofrecer tratamiento. Pasó varios días con dolor de muelas sin recibir analgésicos y tiene que solicitar constantemente pastillas para la ansiedad y el sueño.

José Zambrano, cubano de 40 años, fue diagnosticado con un aneurisma cerebral tras un accidente en moto. Asegura que, a pesar de los episodios de pérdida de conciencia y caídas, las solicitudes de atención médica son desatendidas; el médico del Hospital Kendall le advirtió que necesitará una operación.

En el primer año de la administración Trump, más de 66 000 migrantes han sido detenidos en Estados Unidos. En Krome, muchos esperan una respuesta a sus solicitudes de deportación voluntaria, no pueden pagar fianzas y subsisten con raciones escasas y poco sabrosas.

Rizer Atencio Chirino, venezolano de 46 años, sufre una herida de bala que atraviesa su tráquea y le provoca sangrado constante por la boca. Asegura que los guardias no le brindan la atención necesaria para tratar la lesión.

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