El rescate de los relatos de ciencia ficción de Izumi Suzuki, la Ursula K. Le Guin japonesa

Izumi Suzuki (1949‑1986), una de las voces más singulares de la contracultura japonesa y contemporánea de Haruki Murakami, llega por fin a los lectores hispanohablantes. Tras décadas de culto entre círculos especializados, la colección de relatos Aburridísima de la editorial Consonni traduce al español la obra de la autora, cuya primera publicación en inglés, Terminal Boredom (Verso Books, 2021), abrió la puerta a un reconocimiento internacional.

La prensa anglosajona ha aplaudido la escritura de Suzuki como “subversiva, desafiante, impenitente y, sobre todo, profética”. El New York Times recordó que “lo que en la década de los setenta y ochenta se consideraba una vertiente especulativa, hoy describe directamente nuestros males actuales”.

Un talento oculto que rompe barreras

El retraso en la difusión de Suzuki fuera de Japón se explica, según Kenichi Yama, presidente de la editorial Bunyusha y responsable de la edición japonesa de toda su obra, por la “controvertida biografía” de la escritora. Autodidacta, Suzuki trabajó como actriz de cine erótico y posó desnuda para el fotógrafo Nobuyoshi Araki, apodado “Venus psicodélica”. “Su vínculo con Araki pudo haber generado prejuicios que dificultaron su valoración”, señaló Yama en entrevista telefónica, añadiendo que su sello nunca ha dejado de promoverla en japonés y que la considera “una escritora a secas” que incursionó con acierto en la ciencia ficción.

Nacida cuatro años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, Suzuki era hija de un periodista del diario Yomiuri, uno de los periódicos más leídos de Japón. A los veinte años quedó finalista en un concurso literario y se mudó a Tokio desde su pueblo natal, Ito, en la prefectura de Shizuoka, famosa por sus aguas termales. Allí trabajó en bares de alterne, actuó en cine erótico y participó en grupos de teatro underground.

Su vida personal estuvo marcada por una relación de cuatro años con el saxofonista Kaoru Abe, con quien tuvo una hija. Abe falleció en 1978, un año después de su divorcio, a causa de una sobredosis de sedantes. La etapa más productiva de Suzuki se desarrolló en la última década de su vida, antes de su suicidio a los 36 años.

Al igual que otros autores de la generación posterior a la ocupación estadounidense, Suzuki absorbió la cultura occidental, especialmente la música de los bares cercanos a las bases militares y la explosión de la ciencia ficción norteamericana. Cuando empezó a escribir en este género, en Japón existían apenas cuarenta publicaciones dedicadas a viajes intergalácticos, seres mutantes y mundos paralelos.

En un contexto en el que las mujeres estaban excluidas del Club de Escritores de Ciencia Ficción de Japón, Suzuki utilizó las convenciones del género para cuestionar los roles de género y explorar la condición humana. Uno de sus relatos describe una sociedad matriarcal donde los hombres son confinados a una especie de zoológico y los embarazos se logran mediante inseminación artificial disponible para cualquier mujer con recursos. La escasez de niños varones, provocada por la polución, los convierte en objetos de confiscación.

Otro cuento incluido en Aburridísima narra cómo cuatro miembros de una familia extraterrestre aprenden a comportarse como terrícolas recurriendo a la cultura popular. La historia se interpreta como una profética crítica a la influencia de las redes sociales y su distorsión de la realidad.

Yama celebra la acogida internacional de la obra y destaca que, además del inglés y el español, la traducción ha llegado al portugués, italiano, turco, coreano, chino, noruego y pronto al griego. El renovado interés entre los jóvenes japoneses compara a Suzuki con maestras de la ciencia ficción especulativa, como Ursula K. Le Guin.

“La influencia de Suzuki en las escritoras japonesas de generaciones posteriores es palpable”, afirma Yama, citando a Mieko Kawakami, autora de Pechos y huevos, quien también utiliza la reproducción sin hombres como vehículo de crítica social.

La vida póstuma de Suzuki se extiende más allá de la literatura. Si bien su editor no ha revelado detalles concretos, se anticipa una adaptación cinematográfica de Hollywood que, según asegura, será una obra de ciencia ficción.

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