La generación Z estalla contra la corrupción en Bulgaria
Decenas de miles de jóvenes marcharon esta semana por las calles de Sofía y otras ciudades búlgaras, coreando consignas como “Ciudadanos contra la mafia” y “Cuando el sistema calla, el pueblo habla”. Con una combinación de banderas nacionales y de la Unión Europea, los manifestantes expresaron su rechazo al gobierno que describen como corrupto y demandaron mayor transparencia y justicia.

Esta es la primera gran protesta en la que predominan los centennials, personas nacidas entre mediados de la década de los noventa y 2010. La generación Z, que ya ha influido en la caída de gobiernos en países como Nepal, Perú y Madagascar, ahora dirige su energía hacia Bulgaria, buscando un cambio similar.
Origen de la protesta
El desencadenante fue la presentación, el lunes, del proyecto de presupuesto para 2025 por parte del ejecutivo encabezado por el partido conservador Ciudadanos para el Desarrollo Europeo (GERB), liderado por el polémico Boiko Borisov, y apoyado por la formación de la minoría turca liderada por el oligarca Delyan Peevski. El plan presupuestario, el primero elaborado totalmente en euros en previsión de la adopción de la moneda comunitaria el 1 de enero, incluía aumentos en las cotizaciones sociales y en el impuesto a los dividendos, lo que fue percibido como un intento de ocultar la corrupción endémica.
Según el último Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, Bulgaria se sitúa en el penúltimo puesto de la UE, solo por delante de Hungría. Ante esta realidad, Borisov, quien fue primer ministro durante tres mandatos (el último concluyó en 2021), anunció inicialmente la retirada del presupuesto, pero la decisión fue revertida y el proyecto siguió su curso en el Parlamento, generando una fuerte oleada de críticas en redes sociales.
Activistas, artistas e influencers convocaron a la población a manifestarse el mismo lunes, sumándose a la coalición opositora “Continuemos el Cambio” y “Bulgaria Democrática” (PP‑DB), de corte proeuropeo.
“El principal motivo de la protesta fue el presupuesto, que una vez más no contiene reformas estructurales, sino solo recortes y mayor carga fiscal”, explicó a EL PAÍS Aleksandar Tanev, estudiante de Derecho de la Universidad de Sofía “St. Kliment Ohridski” y uno de los impulsores del movimiento. “El verdadero problema es que la gente está harta de ser gobernada por los dos políticos más corruptos: Borisov, que dirigió el país durante años, y Peevski, un oligarca que ha capturado el Estado y sus instituciones”. Tanev añadió que Peevski ha sido sancionado por corrupción bajo la Ley Magnitsky de EE. UU. y, posteriormente, por el Reino Unido, pero que la fiscalía búlgara no ha iniciado acciones judiciales contra él.
“Estas protestas demuestran que la generación Z no se deja sobornar, ni manipular por los medios, ni intimidar”, afirmó el joven activista.
Por su parte, Aleksandar Petkoff, estudiante de maestría en Seguridad, Radicalización y Estudios de Contraterrorismo en la Universidad Nacional de Defensa “Rakovski”, señaló: “Los jóvenes desean vivir en un país democrático basado en el Estado de derecho. Nuestra esperanza pasa por formar una nueva generación de líderes y representantes democráticos que impulsen un cambio histórico y real. Para ello debemos ser pacientes, constantes e inteligentes”.
La marcha se desarrolló de forma pacífica hasta la medianoche. Sin embargo, después de la manifestación, un grupo de individuos irrumpió en la sede del partido DPS‑Nuevo Comienzo, liderado por Peevski, rompiendo ventanas, incendiando contenedores y arrojando piedras y petardos contra la policía, lo que provocó la detención de 71 personas.
“Algunos políticos y medios intentan presentar la protesta como anti‑UE o vandálica, pero es falso. Tanto los ciudadanos proeuropeos como los euroescépticos se oponen a Borisov y Peevski”, subrayó Tanev.
Según Rumena Filipova, directora del Institute for Global Analytics (IGA), las protestas evidencian la maduración de la sociedad civil búlgara, proceso que se ha fortalecido desde el movimiento anticorrupción de 2020. “Los búlgaros están creando hábitos de asociación horizontal, y la generación Z está tomando el protagonismo. La movilización actual exige el fin de un modelo de gobernanza fallido, la erradicación de la corrupción y la arbitrariedad. Una nueva administración meritocrática es esencial para reformar tanto el sector empresarial como la sociedad”.
La oposición anticipa que la presión social continuará. El presupuesto inicial ya ha sido retirado y el gobierno ha asegurado que no contempla la convocatoria de elecciones legislativas, que serían la octava en poco más de tres años. Stefan Tafrov, miembro de la junta directiva de “Sí Bulgaria”, partido integrante de “Bulgaria Democrática”, advirtió: “Si la tensión política y el descontento, especialmente entre los jóvenes, no se atienden, la situación se agravará”. Tafrov anunció que, en coalición con “Continuemos el Cambio”, presentará este viernes una moción de censura para derrocar al ejecutivo, que depende del apoyo de Peevski para mantenerse en el Parlamento.
El político también criticó el funcionamiento de la justicia búlgara y la influencia de Peevski, a quien describió como un “chivo expiatorio del clientelismo y la corrupción organizada”. Además, señaló que el presidente del país, el prorruso Rumen Rev, también ha sido blanco de críticas.
Resulta sorprendente que el Partido Popular Europeo (PPE) haya aceptado a GERB como miembro. Un exfuncionario de la UE, que prefirió mantenerse en el anonimato, comentó: “Es inconcebible que Bruselas ignore la opinión mayoritaria de los búlgaros sobre su líder y los escándalos de corrupción que lo rodean”. Añadió que la falta de críticas al GERB por parte del PPE, a diferencia de Renew Europe, que expulsó al partido de Peevski tras su elección como líder en 2024, “daña la percepción de la UE entre los búlgaros, lo que los partidos prorrusos aprovechan para su propaganda”.

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